Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

lunes, 26 de marzo de 2018

DE NATURAL INCRÉDULO.



Soy de natural incrédulo. Dudo sobre si la sangre se altera en determinadas estaciones del año; presumo, probablemente sin razón, de que más allá del incordio de actualizar relojes, el cambio de hora no me afecta; pero algo debe pasar, porque hace unos días estoy más inclinado a la reflexión, más propenso al agradecimiento por el amanecer de cada día; por el amor que, involuntario antes de conocido, hipoteca voluntariamente dos vidas sin estrépito ni gestos desmesurados con paz y equilibrio. Ya sé. Me vas a decir que no es fácil, te concedo el beneficio de la duda, pero, es posible, si los dos anteponen el sueño hermoso de la paz y la libertad, al vértigo, la competencia y la discordia de la vida.

Dos no riñen si uno no quiere –dice el refrán ya en desuso– y no le falta razón y está en lo cierto cuando uno pone más que otro. Hoy quiero aportar algo al refrán, propongo sustituir “uno” por “dos”. Ya sé que es un axioma; también puede ser un objetivo.

“Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras, compartir con los vivos un vaso de vino o un trozo de pan, acordarse con orgullo de la lección de los muertos, no permitir que nos humillen o nos engañen, no contestar que sí ni que no sin haber contado antes hasta cien como hacía el Pato Donald... Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía, y vivir es explicarse y llorar... y vivir es reírse...”
Carmen Martín Gaite

El otro –yo, gracias– mejora con la entereza del uno. Remando en tu misma dirección soy ahora más fuerte aunque de natural incrédulo: no es cierto que ayer domingo 25 tuviera una hora menos, los muy taimados la han escondido y la sacarán cuando interese.  

3 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

He estado ahorrando cinco minutos desde hace semanas para ir ganando esta hora perdida. Por otra parte, qué atardeceres, Paco...

Myriam dijo...

¡Qué tierna y subyacente declaración de amor!.

Un abrazo, Paco, doble. Doble.
Y ya sabes a lo que me refiero.

Paco Cuesta dijo...

Gracias, Myr, a veces hay que dejarse llevar por las emociones.
Besos (dos)