06- VICENTE BLASCO IBÁÑEZ. María y Vicente idilio en la distancia.
María
de Cervellón, Manuela, Josefa, Juana, Gerónima, Micaela, Julia, Ambrosia,
Estefanía y Vicenta Blasco del Cacho, hija única, quinceañera, huérfana de
padre, educada en ambiente religioso, culta, morena de ojos negros y mirada
serena que se desenvolvía bien con el piano y la lengua de Molière, formaba
parte de la burguesía valenciana, su padre abogado ilustre, fue secretario del
político, periodista liberal y Gobernador Civil José Peris y Valero.
Vicente
por contra, creció en el ambiente del comercio, sus padres aragoneses de origen
cambiaron su pueblo natal por valencia en busca de un futuro mejor. Aquí nació,
se educó y esta fue siempre «su tierra». Matriculado en Derecho en 1882 terminó
la carrera en 1888, posiblemente por complacer a María, que vivía con su madre
y abuela en la alquería[1]
de un hermano de su padre en el entorno del actual mercado de Colón.
Tarde
de otoño de 1885: en casa de los señores Blasco de Cacho tiene lugar una
reunión típica de la época: se toca el piano, recitan poesías y sirve chocolate
con cocas de llanda[2].
Vicente Blasco invitado por un amigo común conoció a la que seis años más tarde
habría de ser su esposa. El romance se estableció muy pronto, María pasa los
veranos con su madre en Villavieja (La Vilavella; Castellón) y Vicente
solo puede visitar a su novia en fines de semana.
Dada
la precariedad de información en torno a doña María, resulta obligado acceder a
los fondos digitalizados: cartas, artículos, reseñas de prensa que podamos
encontrar en la Casa Museo, Biblioteca Valenciana Nicolai Primitiu,
y hemerotecas. El epistolar, por su carácter privado e íntimo es en este caso
concreto un género clave al mostrar sentimientos y emociones ausentes en un
texto pensado para la difusión. Confirma esta tesis el cuidado y esmero con el
que la Fundación (CMVBI) viene conservando la correspondencia conseguida de
Blasco y para Blasco a efectos de investigación. En consecuencia, las cartas
formarán parte importante en esta labor. Las observaciones añadidas al respecto
lo son a título exclusivamente personal, será el lector al margen de nuestras
consideraciones quien establezca los matices.
-Valencia, septiembre 25/1885[3].
Nenita mía:
¡Si supieras cuánto te adoro María mía! Lo mucho que te
quiero me ha sumergido en un estado del cual a ratos me río o tengo miedo.
¿No es verdad que me quieres mucho nenita?
Esto de no verte todos los días, monísima mía, me tiene
excitado y hasta rabioso.
Adiós Ángel mío, alma de fuego, labios de miel, adiós, y perdona
por aquello que he dicho antes y por la mala noticia que te doy a tu
Vicente
-Valencia agosto 1887
Mi adorada María, amor mío:
Perdóname, pero no puedo ir mañana. Le he pedido permiso a mi papá y me ha dicho que fuera a Villavieja si quería, pero que yo no pensaba en lo principal, que es acabar la carrera. [...] creo que por esto no te enfadarás. Vale más que estudie estos días y salga bien en los exámenes, porque así podré tener la carrera acabada y ponerme a trabajar inmediatamente para que nos casemos...
Nada por tanto más nuevo ni más viejo que las expansiones
románticas de un
enamorado.
Terminada la carrera de Derecho en
octubre de 1888, entra de lleno en la causa republicana; funda y publica La Bandera Federal, semanario dirigido
por él mediante el que la clase humilde se acercaba, por sí o por escucha[4] a
la posibilidad de formar parte de una nueva sociedad más justa e igualitaria. En
julio de 1890 dirige una manifestación contra el nuevo jefe de Gobierno Cánovas
del Castillo, este, abre expediente disciplinario a los republicanos más
destacados lo que provoca una novelesca huida de Blasco: tras esconderse en una
barraca de la Albufera, una barca de pesca que hacía contrabando lo lleva a
Argel, donde embarca para Marsella y de allí a París. Para María –Penélope en
esta odisea– la distancia ya no es Valencia – Villavieja, salvable con
facilidad sino, Valencia – París.
-París, septiembre 16/1890
Mi querida Marujita:
No te he contestado inmediatamente
porque he estado ocupado muchos días...
-París enero 29 /1891
Mi querida Marujita:
Dispénsame que no te haya escrito antes, pero me encontraba
estos últimos días sin un céntimo y no tenía ni un real para un sello….
El amor por la política y las letras
unido al distanciamiento de las cartas («No te he contestado inmediatamente». «Dispénsame
que no te haya escrito antes») debió ser interpretado por madre e hija de otra
manera de forma que, inquietas, planean viajar a Francia en busca de Vicente e
incluso establecerse allí; empezaba a escribirse la crónica de una angustia
anunciada. Desde el noviazgo, María hubo de convivir con la vigilancia
policial; tras la manifestación contra Cánovas las autoridades locales
convencidas de que Vicente está escondido en Valencia controlan a prometida,
futura suegra y padres del fugitivo.
[1]
Casa de labor, con finca agrícola, típica del Levante peninsular
[2]
Variedad de bizcocho típico valenciano hecho con harina, azúcar, huevos, aceite
y leche.
[3]
La correspondencia familiar transcrita,
procede fundamentalmente de los registros digitalizados que se custodian en la
Casa Museo Vicente Blasco Ibáñez de Valencia (CMVBI) y han sido consultadas o
confirmadas del 19 al 21 de febrero de 1919. Haremos mención específica de
cualquier otra fuente que no fuera esta.
[4]
En determinados lugares de reunión era frecuente que, debido al elevado nivel
de analfabetismo, un compañero leyera noticias o narraciones a los menos
cultivados.
1 comentario:
La vida de Vicente Blasco Ibáñez es una novela que merecería la pena adaptar al cine.
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