Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

domingo, 28 de febrero de 2010

Dilema

La última calada dijo Juan.
Varios anillos de humo se difuminaron por el rincón, mientras los tres muchachos saboreaban con prisa, como si no les quedase tiempo, el cigarrillo que compartían.
“Tren expreso, procedente de Irún, con destino Coruña y Vigo, va a efectuar su salida”. El frío invernal era allí, más soportable. El cigarrillo, ahora agonizante, desapareció bajo la suela de un zapato, y los tres salieron por la puerta opuesta al andén.
A esa misma hora, el profesor de historia, en el instituto, terminaba de explicar a los alumnos presentes un tema sobre la reconquista.
¡Hola mamá!.... ¡hola hijo!. El saludo como cada día iba precedido del “clac” de la puerta al cerrarse seguido de un beso en la mejilla. ¿Qué tal hoy?.... bien, la historia me entra peor y tendré que repasarla un poco.
¡Hola cariño! … hola. El “clac” el saludo y el beso se repiten como un rito. ¿Ha llegado Juan?... está en su cuarto estudiando, luego le saludas. Es un gran muchacho… sí, lo es.
Paul Anka, y Marilyn con su falda al vuelo contemplan desde la pared el libro de historia abierto, al lado de un cuaderno y una taza de Cola-Cao caliente. Carlos ya habrá salido de la tienda de repuestos y estará en la bolera, es muy bueno jugando, ¡seguro que gana el campeonato!. Voy a decirle a papá que me ayude a buscar un trabajo; mamá se alegrará, tendremos más dinero, yo me compraré unos zapatos de ante, como los de Carlos. Sí: mañana tal vez se lo diga a papá, tal vez.

Las zapatillas azules y rojas se deslizan por el parquet mientras la bola de 10 libras, después de trazar un generoso arco y evadirse de la mano que la sujeta, avanza como atraída por el grupo de bolos que en perfecta formación permanecen al final de la pista esperando el fatal desenlace. Otro pleno, –strique lo llama Carlos. El choque de los bolos al caer y el “clac” del pestillo al abrir la puerta le volvió a la dura realidad: Juan hijo, ¿No has oído el despertador? Date prisa, o llegarás tarde.

Suerte que ayer dejé preparada la mochila. Una joven mamá con su sillita prorrogó por un tiempo la salida del autobús, la sonrisa del conductor mientras extraigo la tarjeta, corrobora que me he salvado gracias al niño.
El vecino del quinto cruza el paso de cebra con una abultada carpeta, se ha colocado en una gestoría y parte de la mañana la pasa en la calle.

Aula 21 Literatura Medieval, se denomina literatura medieval a todos aquellos trabajos mejor se lo digo a mi padre por la tarde tenemos más tiempo para a causa de la gran amplitud de este periodo se hace difícil hablar de la literatura medieval en términos papá es muy amigo de Adolfo, el de la asesoría Las Cantigas a Santa María y El libro del Buen Amor. -finalizó el profesor.

¡Hola cariño!.... hola. ¿Ha llegado Juan?  ¡Hola papá!



4 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Cómo me gustó tener la primicia de este texto, querido Paco.
Cuántas sugerencias hay en él: desde la primera línea, como te dije.

pancho dijo...

Muy interesante esta nueva faceta tuya, al menos en el blog, la seguiremos.

Cuando un texto te pide relectura es buena señal, quiere decir que te ha captado la atención.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Me gusta...¡si señor, me gusta mucho...!

Un abrazo.

Anónimo dijo...

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