Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

viernes, 4 de junio de 2010

El retorno del.....Caballero. Don Quijote. Cap.52/2



Cervantes decide sanar a don Quijote de su ociosa vida en el castillo y retornarle a la locura caballeresca. El objetivo es conquistar el arnés que en las fiestas de Zaragoza se concede al vencedor.
En esta ocasión, la aparición no es programada por los duques. Dos mujeres enlutadas y llorosas, que resultan ser doña Rodríguez y su burlada hija, se utilizan en la obra para dar un giro a la intención del protagonista. El torneo habrá de quedar en principio relegado por atender a la dueña convencida de la condición de caballero de don Quijote, a quien solicita remedio para que el hijo del rico labrador cumpla la palabra que rubricó con hechos:

“Querría que antes que os escurriésedes por esos caminos, desafiásedes a este rústico indómito y le hiciésedes que se casase con mi hija, en cumplimiento de la palabra que le dio de ser su esposo, antes y primero que yogase con ella”.

De conformidad con la solicitud, el torneo, como competición de caballería se tornará en duelo, confirmándolo don Quijote con dos duras sentencias:

“Yo tomo a mi cargo el remedio de vuestra hija, a la cual le hubiera estado mejor no haber sido tan fácil en creer promesas de enamorados, las cuales, por la mayor parte, son ligeras de prometer y muy pesadas de cumplir”.
“Hizo mal en defraudar a esta pobre que fue doncella y ya por su culpa no lo es; y que le ha de cumplir la palabra que le dio de ser su legitimo esposo o morir en la demanda”.

Continúa el Autor con un retrato de las justas caballerescas: modo de combate entre dos contendientes para justificar el derecho de uno sobre el otro, que comenzaba con el lanzamiento del guante, continuaba con el señalamiento del lugar de combate – llamado la tela- en éste caso marcado hábilmente por el duque en su castillo y se sancionaba con la fecha del encuentro.
No podía faltar en tales acontecimientos la dama, encarnada en tal ocasión por doña Rodríguez, amén de los jueces que procuraría el duque.
Un caballero sólo se medía con caballeros, por lo que don Quijote renuncia a su hidalguía y se iguala con el contrincante plebeyo para poder combatir.
El duque queda encantado con el cariz que tomó el asunto y  la duquesa no menos ante la posibilidad que le ofrecen las dos cartas que porta el travestido paje.

Carta de teresa: En el pueblo nadie cree en el nombramiento de Sancho. Teresa, pese a los regalos y la visita del emisario ducal, tampoco está segura, no obstante, dado que soñar no cuesta se ve ya en la corte (en coche), eso sí, previa petición de ayuda:

“Suplico a vuesa excelencia mande a mi marido me envíe algún dinerillo”.

Tal como hizo Sancho, la gobernadora consorte, en su despedida vuelve a su condición de criada. La condición social es algo muy asumido por las clases inferiores.

Carta de Sancho: Amo Criado, dos palabras difíciles de tolerar. Hasta qué punto se consideraba normal el dominio de unos sobre otros, se muestra en la violación de correspondencia por parte de don Quijote para satisfacer a los duques.
Sancho mío de mi alma ó porro pastor de cabras, Teresa se vuelve loca y Sanchica hace aguas de puro gozo; en la sencillez de los razonamientos reside la grandeza de la carta de Teresa a Sancho, encierra la incertidumbre de una situación fantástica y el deseo de un sueño hecho realidad: ver a su marido convertido en arrendador ó recaudador, mientras el resto de la familia le honra andando en coche, que a lo que parece es la meta a alcanzar.
“Dios te me guarde más años que a mí, o tantos; porque no querría dejarte sin mí en este mundo”

           Corolario: En caso de duda, yo, la viuda.


Imagen:Quijote by mariano 7724

11 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

Ese deseo de ir en coche es muy español. Hasta hace poco, si recuerdas, el gran deseo de todo concursante en programas de la tele era ganar el famoso ¡coche! Excelente, como siempre, tu comentario quijotesco con tus interesantes explicaciones de las gestas caballerescas. Besotes quijotescos, M.

Merche Pallarés dijo...

Perdón "justas"...

pancho dijo...

El origen de la continuación de la farsa se le escapa al noble, pero no así el desarrollo y desenlace. El duque se las arregla para organizarlo todo, ahorrarle millas de andadura al hidalgo y continuar con la dversión a costa del caballero andante.

Reaparece la dueña para quebrar el ocio de DQ, no puede negarse ante tanta humillación por su parte y situación personal propicia para solicitar la ayuda de un caballero andante.

La despedida de Teresa tiene miga; muy ingeniosa sentencia final y desarrollo del comentario.

Un abrazo

Asun dijo...

Aunque la aparición de la dueña y su hija no estaba programada por el duque, me da la sensación de que va a aprovechar la circunstancia para de alguna manera seguir con la burla, tanta buena disposición para localizar al labriego resulta sospechosa.

Un abrazo

Antonio Aguilera dijo...

Amigo Paco, estoy dándole vueltas al "coco" por ver si escribo algo sobre el cap. de hoy....y me acabo de acordar de que remití dos ejemplares del Espolón a Pedro, uno dedicado a tí y otro a él.
El próximo os lo mando separado: es que fui a Correos y no me llevé tu domicilio.
Como a Pedro se lo mando a su Departamento de la Facultad, quizás aún no lo tenga. Si lo ves le preguntas, y perdona las molestias.

Sigo con El Quijote, a ver si escribo algo, ¡AY!, esta vida tan correteada de los "autónomos" currantes... (y está el tío tumbao en la playa)

Antonio Aguilera dijo...

Ya hice los deberes, aunque en corto, amigo Paco.

A don Quijote le remuerde la conciencia, eso de estar una larga temporada viviendo cual místico de la vida contemplativa, no es lo suyo.
Las órdenes de caballería no recogen tal situación.

Pero llegan las dos enlutadas y activan el interruptor del hidalgo: eso de coser la boca, la dueña, al zapato de don Quijote, le puede a nuestro caballero.

No sé yo si la hija merecía tal resarcimiento, la niña parecía algo "endeble" de voluntad. Casi como casquivana nos la retrata Cervantes; puede que el perjudicado fuera el joven terrateniente, ya que no podría contener sus impulsos ante la seducción de la moza..., no se´yo esta chica.

Un abrazo Paco

Myriam dijo...

DQ vuelve a sus andanzas caballerezcas... cmo el zapatero a sus zapatos.

Besos

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Está claro que una nueva aventura está apunto de acontecer, pero es que Cervantes riza mucho el rizo....creo que se pensó más de la cuenta el abandonar la casa ducal..que tanto juego le ha dado...un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

"Si te lleva el diablo, que te lleve en coche", a este refrán se atiene Teresa Panza.
La niña puede ser endeble de voluntad, pero ni casquivana ni pilingui, ni facilona. Es una adolescente muerta de vergüenza ante el espectáculo que monta su madre, lo acepta de mal talante...

Un abrazo, Paco.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, en este capítulo vemos ya ese retorno: don Quijote comienza a tomar las riendas de su futuro.

Antonio Aguilera dijo...

Estimado Paco, te mando de nuevo la revista, pues Pedro puede tardar unos días (tú que asistes a sus clases lo sabrás) en ir a Burgos.