Carlos Ortega
Sancho entra en la aldea y en la sensatez, sabe que no puede representar otra parodia de encantamiento, que tan buen resultado le aportó y anima a su amo, aprovechando la escena de muchachos y cazadores, para que no crea en las niñerías de los agüeros.
Vuelve, no gobernador, si con el dinero preciso para justificar el tiempo de ausencia ante la familia, obtenido, según su versión, en función de la habilidad que le caracteriza, facultad esta de la que Teresa Panza, evidentemente no va a pedirle cuentas.
Don Quijote, transformado en aventurero en virtud de los libros de caballería se encuentra, llegado a la aldea con la realidad: el fin de las aventuras. Conforme avanzamos de la mano del narrador, nos identificamos con el estado emocional del personaje. La derrota se hace patente, todo es interpretado en clave de melancolía, la discusión de dos muchachos sobre la posesión de una jaula de grillos. ¿Por qué precisamente este símbolo? locura, prisión, encierro, simple ocurrencia. No sé; la aparición de una liebre que huye de los cazadores sin conseguirlo - libertad perdida- todo es mala señal; “Malum signum, malum signum”.
Mientras los azotes de Sancho estaban pendientes se mantuvo viva la esperanza de encontar a Dulcinea, ahora, cumplida la penitencia, don Quijote se reencuentra con su familia y vecinos, pero no ve a la dama de sus sueños, tal vez está reconociendo que no existe y sólo es fruto de su desbordada imaginación. Cada lector pondrá su resultado
Al hidalgo le queda soñar, soñar a decir de él -que no de su ama- con una profesión menos azarosa que la de caballero andante. Está cansado, cansado de vagar y padecer, vencido, sin ilusión, dejémosle que descanse.
“Y las buenas hijas, que lo eran sin duda ama y sobrina, le llevaron a la cama, donde le dieron de comer y le regalaron lo posible”.
6 comentarios:
Pocos como Cervantes para crear la atmósfera mágica en las eras del pueblo. Sólo unos párrafos bastan. También desasosiego e incertidumbre en el lector, si no fuera porque el final de la historia está al alcance de un rato pequeño de lectura.
Esa jaula a mí me dio que era símbolo de la otra tirada por bueyes en la anterior vuelta a la aldea.
Excelente comentario, se palpa la amargura del caballero del honor.
Es el estado en la que muchos que hemos compartido esta lectura sin duda sentimos... es una historia sin final feliz...una historia de la vida. un saludo
¡Mi pobre Quijo que ya pronto desaparecerá! ¿Qué voy a hacer sin su compañía y la de Sancho? Ay, qué tristeza... Besotes, M.
Ya me veo la semana que viene todos de plañideras.
Un abrazo
Acabo de meter en la cama a don Quijote, ya terminé el comentario y puse la foto de don Alonso entre sábanas.
¿Por qué la jaula de grillos? ¿Prisión? ¿Es don Quijote ahora un grillo encerrado? Era un entretenimiento muy de niños ¿niñería?
Prepararemos los pañuelos...
Un abrazo
Poco le dejan soñar a nuestro caballero. El regreso al hogar significa el final de la aventura.
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