En invierno, la noche vence al día demasiado pronto, el alumbrado público lucha en la ciudad por mantener el equilibrio entre luces y sombras; iba bien de tiempo, por lo que decidió tomar un montadito y su correspondiente vino de Ribera para concluir la tarde con la dignidad debida.
Al otro lado del puente, reflejando su arquitectura isabelina en el ahora orgulloso Arlanzón, crecido con las últimas nieves, el teatro cobija, en el secreto de sus camerinos los últimos retoques que los integrantes del Ballet Imperial Ruso, daban a sus escandalosamente bien formadas figuras.
Los prolegómenos y el tiempo de espera en un teatro, es una parte del espectáculo, el murmullo, tenue en un principio, iba in crescendo para en esta ocasión, amortiguar tras las bambalinas, la inquietud de El Cascanueces de Tchaikovky.
Había conseguido dos buenas entradas en el paraíso: zona D números 2 y 4, a sus pies el murmullo decrecía con la llegada al foso de los primeros músicos.
-¡Ves como he llegado a tiempo!
Su fuerte no era la puntualidad, el día anterior le dio la entrada. Esperarle, hubiera supuesto no disfrutar de ese tiempo adicional antes de la representación.
-Tú lo has dicho, poco más y te pierdes el comienzo.
Llegaba como un general invicto.
-Este edificio ha sido escenario de sucesos transcendentales que no puedes ni imaginar. ¡ Ya te contaré! –dijo triunfante.
Los primeros compases de la orquesta aquietaron por completo el murmullo, algún avezado espectador provisto de diminutas linternas, daba el último repaso al libreto resumido que figuraba en el programa.
Un coro de copos de nieve dando la bienvenida a Clara y el Príncipe, junto con la caída del telón, anunciaron el fin del primer acto.
Pablo, entre sorbo y sorbo de un refresco, está decidido a narrar los transcendentales sucesos con los que llegó al teatro.
-¿Sabías que aquí –dijo trazando un semicírculo con su mano derecha- en el Salón Rojo, se gestó el alzamiento del 18 de julio en 1936?
Sin dar tiempo a respuesta alguna continuó:
-He hecho averiguaciones en la familia. Mis padres por ejemplo conocieron a muchos importantes de la época, Conchita Plaza, la familia Ruiz Dorronsoro, el Dr. Albiñana…..¿Recuerdas el portalón de Fernán González por donde pasamos el otro día? Ahí estaba la sede de los Socialistas, La Casa del Pueblo.
Hablaba atropellado casi sin respirar, temeroso de que le quitaran la palabra y por tanto la exclusiva.
-Ten calma -le dije- nadie va tras de ti.
-Espera, espera. Los chinos no acaban de arribar ahora a Burgos, ya había muchos en el 36, aunque no tenían tiendas, vendían corbatas por la calle. Las chicas explotadas, como tú las llamas, estaban bien vistas por los curas, tenían hasta su propia misa en San Gil y las señoras de la alta sociedad preferían tirar el pan antes que repartirlo entre los hambrientos del pueblo.
Mientras subíamos a la zona VIP del paraíso le dije:
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-¡Naturalmente Lucía! no necesitas permiso.
-¿Has leido Inquietud en el Paraíso de Esquivias?
-Estoy en ello, voy por el capítulo tres. ¿Por qué lo sabes?
-Es una corazonada ya hablaremos de ello, quizá se pueda dar otra interpretación a la obra, podíamos leerla juntos y compartir opiniones.
-Me parece estupendo ¡Eres un cielo!
Los murmullos cesan en la sala. Clara y Cascanueces inician un viaje a la cima del árbol, continua el segundo acto. Clara se despierta dándose cuenta de que todo ha sido un sueño. El telón cae varias veces mientras el público aplaude a la compañía.
De vuelta al bar de los montaditos –esta vez invita él- Pablo, entusiasmado, va proyectando como y donde hacer la puesta en común de la lectura.
12 comentarios:
Una muy original entrada para seguir enfrascándonos en este mundo singular que nos propone Oscar Esquivias. Yo también me voy por el tercer capítulo y cada vez me gusta más.
Gracias por la explicación de los chinos, se me hacía un poco extraña.
La imagen principal es realmente hermosa y zambullirnos en El Cascanueces aún lo es más.
Un abrazo y gracias por llegar hasta mi pequeña casa, se siempre bienvenido.
Eres un artista, Paco. Esta historia que has escrito partiendo de personajes y lugares de la obra de Esquivias es una maravilla, y como te dice MIMOSA, muy original.
Besos
¡¡¡Bueníiiiinisimo tu relato, me ha encantado!!! Y como te dicen mis predecesoras, ¡muy original!
Abrazo
Qué hermosa forma de enlazar presente y pasado, tu creatividad y la lectura. Excelente: y con agudeza para quien haya leído bien la obra.
A mi también me ha encantado como has entrelazado las dos historias, además sigues con Pablo y Laura... Genial.
Gracias por la información de los chinos pero ¿qué hacían en Burgos en aquellos años aparte de vender corbatas? Besotes, M.
El lector desocupado va dejando paso a un buen escritor. Juntos forman un buen equipo.
Un abrazo
puntosdevista_____________
Ahora que voy por el tercero voy tomando onda.. muy original tu visión de la obra desde un ir venir en el tiempo...un abrazo
Buenas noches, Paco Cuesta:
Excelente relato de una cita entre burgaleses,- Pablo y Lucía- que se conocen lo suficiente para saber que uno de ellos no es muy puntual.
Y los comentarios del libro que están leyendo, ambos, con interés, y que les reunirá en una puesta común.
¡Qué belleza todo tan blanco y el río Arlanzón discurriendo entre la nieve, como una ‘serpiente plateada’, después del vals de los copos!. ¡Qué bonito se ve el edificio iluminado en la fotografía, bajo ese añil del cielo!
Pongo un enlace.
Vals de los copos de nieve-El Cascanueces
Saludos.
P.D.: Permíteme que diga que Merche Pallarés es encantadora y única.
Espero tener mañana mi libro de una puñetera vez... o si no voy a tener que enfadarme, pero no sé con quién.
besos. Dile a Bego que la escribo y que más besos.
una historia dentro de otra historia.
uy uy uy con esa lectura en común.
biquiños,
De modo que en el 36 ya sobraban chinos en China.
Los prolegómenos son el primer acto de las obras de teatro, también el tercer tiempo de los partidos de fútbol. Nada hay más agradable que quedar una hora antes de los partidos para hacer la entrada con dignidad.
El vino de Ribera ennoblece las tardes y las puestas de sol castellanas al final del río que se acuesta portugués.
Excelente relato.
Has casado maravillosamente al ballet ruso con la novela de Esquivias. Siempre me gustó mucho la historia de Clara y su cascanueces.
Lo de los chinos, pensaba que era una "morcilla anacrónica" porque no recuerdo haber visto chinos en Burgos, durante los años sesenta, setenta u ochenta. Hasta que llegaron los restaurantes chinos y los "todo a cien", no vi ninguno. En Burgos, veíamos un extranjero, sobre todo de otro color, y nos volvíamos a mirarlo, tan pocos había. Algunos franceses y cuatro guineanos que estudiaban Aparejadores, Bueno, dejemos a los chinos, enhorabuena por tu entrada y también por ses Arlanzón nevado.
Un abrazo, Paco.
Publicar un comentario