En una facultad de cuyo nombre, a buen seguro, se acuerda perfectamente, con la edad adecuada para jugar a la tuta y peinando algunas canas, tuvo lugar su primer encuentro con la poesía, con la sorpresa -y el profesor bien lo sabe- de que en ella, hay que buscar “algo más” de lo que aparentemente figura escrito.
En una noche oscura
con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
Pronto y bien mandado, puso manos a la obra con resultado incierto. Por más vueltas que le daba a Noche oscura de Juan de la Cruz, no llegó más allá de comprender que una dama locamente enamorada, aprovechando la complicidad de la noche salió al encuentro de su amado. Posteriores explicaciones dejaron sentado que se trata una técnica en la que se otorga significado religioso a textos que se presentan como profanos, o nacen en ese contexto. En ese y similares afanes transcurrió una buena parte del curso.
- La semana próxima semana la dedicaremos a Bécquer -dijo el profesor- comenzaremos con las Rimas.
- Aquel “hay que buscar algo más”, se agitaba, en los tenebrosos rincones de mi cerebro para salir a la superficie vestido de palabra y presentarse decente en escena, mientras leía la Introducción sinfónica de las Rimas
- ¿Y si Bécquer fuera contemporáneo nuestro y la Introducción un manifiesto actual?
- Si así fuera, los hijos de su fantasía, harían sonar el arpa de sus ideas sociales, aun desnudas, sin forma definida, sus anhelos no realizados gestados en sueños que a la mañana siguiente, con el despertar, se desvanecen.
- Si así fuera y los hijos hubieran encontrado la salida a sus deseos rompiendo el dique que los retenía, y fueran por el mundo sin avergonzarse de su desnudez creando una sociedad nueva, más justa, más culta con la sola diferencia de la capacidad individual….. ¡Más es imposible!
- Si es imposible y la sociedad no admite que la inquietud de esos hijos rompa su sueño y le saque de la realidad del limbo en que vive, si así fuera, nuestro contemporáneo autor desearía antes de que ese arpa vieja y cascada deje de lanzar sus notas al aire dejar consignado su mensaje para que no quede perdido en los desvanes de su cerebro.
La Introducción sinfónica de Bécquer vista así, desde la extravagancia de la fantasía emite para mí, destellos de conflicto socio político. Hágase la luz.
Imagen: Gustave Moureau
8 comentarios:
Me tomo un descanso, amigo Paco.
No se si volveré a escribir. Eso si: seguiré visitandote.
Me quedan solo dos botellas: esta noche abriré una, de la del 10, y brindaré a tu salud.
Un abrazo.
Tú sí encuentras, Paco. También brindaré por tus hallazgos.
Un abrazo
Paco, es que me dejas sin palabras.
¡Qué bien escribes!
Besos
¡tus textos son tan filosóficos y tan enigmáticos! que dan para pensar mucho.
no conocia la introducción sinfónica [no estoy leyendo las rimas]; ahora ya sí y la verdad es que has visto mucho en ella y nos lo has mostrado con gran sabiduría.
biquiños,
Y la luz se hizo. Qué maravilla, Paco.
Seguro que jugando a la tuta serías también un campeón. No conocía este juego, por aquí los jubilados juegan a la petanca o, en los pueblos, a la calva.
Te vas pareciendo a los poetas de lo que nos haces trabajar las neuronas.
Es difícil imaginar qué sería del poeta si hubiera vivido en estos tiempos. Son distintos.
Un abrazo.
San Juan de la Cruz se puede leer a lo humano y a lo divino, aunque los piadosos libros de texto que yo estudié se quedaban en lo divino.
Tu lectura de la Introducción Sinfónica, como dice Aldabra, da mucho que pensar.
Besos
Buenos días, Paco Cuesta:
La Introducción Sinfónica es pensamiento y poesía.
Un abrazo.
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