Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

viernes, 13 de enero de 2012

Un Don Juan sentimental. Sonata de Primavera



En mi opinión, de la tarjeta de visita sobra un título, en modo alguno puede admitirse que el marqués es un sentimental, su continuo desdén por las mujeres de las que se burla y la indiferencia ante la situación en la que quedan, no lo demuestra. Su concepto de ellas, visto desde la pedantería, es pobre.
“Yo guardé silencio, porque siempre he creído que la bondad de las mujeres es todavía, más efímera que su hermosura”.
El marqués, tiene, como buen Don Juan, una predilección especial por “el fruto prohibido”. Primero fue Concha, después  Niña Chole y ahora, María Rosario, potencialmente monja. Todas de una u otra forma con un compromiso adquirido que él, se ve en la obligación de romper. Curiosamente también en Primavera la tragedia acampa en el  territorio de sus conquistas. Cuando la tristeza por la muerte de Monseñor Gaetani reina, Bradomín despliega sus artes de conquista. “Viéndola a tal extremo temerosa yo sentía halagado mi orgullo…”
Se comporta en función de sus propósitos pasando de puntillas por los sentimientos. Se aloja en el  “palacio con sus cinco doncellas encantadas”. Las cinco Marías: la mayor de veinte años la menor de cinco. “Todas bellas y gentiles”.
Valle Inclán ha creado un  personaje que como en paleta de pintor caben muchos matices. Al fin y al cabo es,  un juguete del instinto.

7 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

"un juguete del instinto" es exactamente la definición del Marqués, Paco. Todo un acierto tu frase. Y, en efecto: de la definición Don Juan, católico, feo y sentimental, cabe dudar de todos sus términos.

Myriam dijo...

También a mí me gusta mucho la frase que remarca Pedro. No es nada sentimental y le gusta lo prohibido. Lo has descrito muy bien en tu entrada.

Un abrazo

Myriam dijo...

y otra cosa, el desdén que siente por las mujeres, primero y ante todo, lo siente por si mismo. O lo sentiría, mejor dicho, de ser una persona.

Abejita de la Vega dijo...

Así es.Sentimental ni gota,un sentimental sentiría más apego a sus amantes. Una novicia es una medalla de honor para un Bradomín. Me da la impresión de que Rosario no va a ser doña Inés. Doña Inés salva a don Juan a la hora de la muerte. Bradomín no cree que tenga un alma que salvar.

Católico tampoco, aunque lo finja. Feo, no sabemos...

Besos, Paco.

pancho dijo...

A Bradomín se le amontonan los defectos en su relación con las mujeres. Así lo quiso su creador. Es infiel, frío, calculador, insensible, amoral, irreverente...
¿Pero puede ser de otra forma un Don Juan? Menos mal que es literatura.

Un abrazo.

MIMOSA dijo...

El hecho de no seguir esta lectura, me hace sentirme un tanto descolgada de vuestras entradas, aunque ya ves, no dejo de venir a explorarlas.
Espero poder hacer una especie de reenganche.

Besos y abrazos Paco

Kety dijo...

Como todo don Juan, pedante y egocéntrico.

Un abrazo