Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

viernes, 20 de abril de 2012

Urtain. Camina o revienta


   
   -¿Y si cambiamos Zumaya por Benidorm?
  -¡Mujer! Acabamos de arreglar la casa de la abuela y además, el yodo de Itzurun…
   -¡Estamos todo el año en el norte Todas mis amigas van al Mediterráneo. ¡Anda! Sólo este año.

Sabido es que si tu pareja te pide que te tires por la ventana, lo más conveniente es comprar un primer piso.

  -Enrique, te traigo el R-12 para revisión, Maruja está empeñada en ir a Benidorm. Ya sabes. ¡Como va todo el mundo!
   -De vez en cuando está bien cambiar, lo pasareis bien. Mañana por la tarde lo tendrás listo. ¿Cuándo sales?
   -El sábado a la mañana para evitar atascos.

Benidorm  ha multiplicado  por veinte su población. La ley de costas, llegó tarde y a destiempo, nada que ver con Zumaya –pensó mientras se dirigía a recoger el coche. Convenció a Jose-Mari y Edurne para que fueran de vacaciones con ellos. Sabido es que las penas con pan son menos.

   -Hoy invito yo a comer, os llevaré a un sitio interesante.
   -Pero… ¿Se come bien?
   -Es interesante. ¡Vamos! Tengo reservada mesa.

El mesón situado en una esquina, tiene una atmósfera íntima y tradicional, con una buena barra situada en el chaflán del local.

   -Mira. ¿Ves aquel que está junto a la barra, al fondo?
   -¿El de la camisa negra?
   -No. El que está a su lado. Es tu chico, el del tren.
   -¿Urtain?
   -El mismo.
   -Y… que hace aquí.
   -Se dedica a los negocios, ya sabes que dejó el boxeo.
   -Algo he oído.
   -En el 70 ganó el título europeo de los pesados, lo perdió el mismo año y lo recuperó al año siguiente; lo volvió a perder en el 72. Al fin, en el 77 intentó recuperar el título en Amberes, perdió por abandono casi lo destrozan,  fue el fin del mito Urtain.
   -Me gustaría saludarlo.
   -Vamos mientras vuelven las mujeres. Y cuéntale quien eres.

José Manuel nos recibió con un abrazo cuando tras las presentaciones Jose-Mari le dijo sonriendo: “eskerrik asko”[1]. Aun recuerdo su apretón de manos y sus palabras de despedida: ¿Qué he hecho yo para que todo lo que hago sea tan sucio?
Edurne y Maruja hacían gestos desde la mesa y tuvimos que dejarlo. Tenían razón.

   -Al vino invita Urtain –dijo el camarero- lo que quieran.

Jose-Mari resultó buen anfitrión y mejor psicólogo, o quizás lo tenía preparado.

   -Me han regalado unas entradas, ¿Queréis ir al Festival de la Canción?

Las mujeres saltaron de alegría.

   -¿Hay que ir de etiqueta? Yo no he traído....
  -No es necesario intervino mi amigo, con cualquier cosa estaréis guapísimas.

La canción vencedora fue “Quisiera”. Letra de Eleuterio Sánchez (el Lute), música e interpretación de Jerónimo. Lo pasamos muy bien.
Mucho más tarde, en el verano del 92 pensé que lo del festival fue una premonición.

José Manuel Ibar Azpiazu fue siempre un hombre sencillo, valiente en el que la fuerza estuvo siempre por encima de la técnica. No pudo eludir la tentación del dinero y los halagos, pero tampoco fue vanidoso, era un niño con cuerpo de hombre, ”un chicarrón del norte”, con muchos amigos, no todos lo debidamente honestos y buenos que hubiera sido de desear.
En 1972 el periodista  deportivo José María García publicó un demoledor libro sobre su vida titulado "Comedia Urtain".
                               
Como indiqué en mi primera entrada, prefiero quedarme y me quedo -con el permiso de todos- con el aspecto humano de José Manuel Ibar Azpiazu. Su entorno y hazañas deportivas siempre teñidas de claros y oscuros, han sido suficientemente tratados en otros foros.

Imagen: Benidorm



[1] En euskera : “muchas gracias”

7 comentarios:

Myriam dijo...

Magnífico, Paco. Y yo te lo agradezco porque me acercas a José Manuel Ibar Aspiazu de esta manera tan humana. Eskerrik asko a tí y Besos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

No solo has hecho una serie de entradas magníficas, Paco, sino que en esta das con la frase que mejor resume al personaje: no comprende su propia vida, no comprende la sociedad que le ha usado, no comprender nada desde que salió de su caserío. He ahí la mayor de sus tragedias.

Abejita de la Vega dijo...

El chico del tren no acabó bien, en Benidorm serái como un pulpo en un garaje. Como dice el profe, no comprendía nada desde que salió de su caserío.

Has completado el ciclo con este tercer relato, tan bueno como los otros dos.

Besos, Paco.

pancho dijo...

Esa especie de entradilla de El País que has enlazado es demoledora.

Excelente diálogo, plagado de datos y detalles que denotan gran conocimiento del asunto que viene de un gran trabajo de documentación. No te olvidas del Lute, ni de "Butanito".

Sólo faltó que el ganador hubiera sido Julio Iglesias con "La vida sigue igual".

Un abrazo.

Merche Pallarés dijo...

Ja,ja... El comentario de PANCHO me ha hecho reir. Aunque estoy con el profe. Urtain no entendía nada, estaba perdido sin su caserío y sus piedras. Pobret. Besotes, M.

Asun dijo...

Estas tres entradas sobre Urtain son geniales.
Me ha gustado mucho ese acercamiento a su vida desde una historia paralela.

¡Enhorabuena!

Besos

Patricia Palleres dijo...

Muy buen relato Paco, besos