La vieja puerta del dormitorio, a pesar del
cuidado se quejó por el empuje. Un sobresalto recorrió la estancia.
Verdaderamente no eran horas.
-¡Soy yo!. ¡Callad!
En Ibañarrieta, la ermita de Santa Cruz, a
pesar de estar junto al camino no era muy frecuentada, sólo se abría los domingos.
Allí, en el porche, esperó a que anocheciera.
-¡Seguro que padre lo entenderá! Eso no es para
mí.
Entró por la puerta de atrás, por la cuadra,
dejó la maleta en un rincón y fue directo al cuarto de sus hermanos, se tumbó
vestido. Los padres y sus hermanas, no supieron del visitante hasta el día
siguiente.
Lo complicado fue decírselo a padre que además andaba con dolor
de estómago, madre no era problema, se alegraría.
Algo había aprendido en Tudela y comenzó por
contar en qué consistía el trabajo de “pildu”. José Manuel esperaba una paliza
pero no fue así, a padre no le iban las humillaciones y apenas hubo reprimenda.
-Si no quieras estudiar, tendrás que trabajar.
Desde aquel día y hasta los quince años José
Manuel trabajó en el caserío, partía leña con habilidad y una fuerza inusual para su edad y, Ahí…. comenzó todo. Desde chaval, los domingos antes de comer, vio
a los mozos de Arrona, mostrar su fuerza levantando bloques de granito entre chiquito y chiquito de Txacolí.
-Me gusta. Voy a probar….. fuerza ya tengo.
-Tendrás que prepararte, hace falta técnica, la
fuerza sola no vale.
-Le diré a Suarte, él levanta piedra ha sido
campeón varios años.
-¿Con cuál vas a empezar?
-¡Con todas!.... coño…. ¡Con todas!
La primera piedra que levantó, pesaba 96
kilos, -no pudo con la de 100- pero estamos en el principio, ya se lo dije, hay que depurar la
técnica de aupar los bloques.
Al poco, alzó la de 100, la de 125, la de 170, hasta llegar a los 250 kilos.
Ha sido
el único « harrijasotzaile[1]»
capaz de alzar ciento noventa y dos veces la piedra de cien kilos con una sola mano.
-Era muy
bueno. ¿Verdad Josetxo?
-Sí
Antxoni. Muy bueno. Para todos menos para él.
Uno
de los harrijasotzaile más célebre es Iñaki Perurena . En 1999 realizó 1000 levantamientos continuos de una piedra de 100 kg en 5
h y 4 minutos.
Recreación con cierta
verosimilitud de lo que pudo ser la llegada de José Manuel Ibar Azpiazu al caserío de sus padres.
Imagen: "Ibiñarrieta. Arrona-Cestona.
1937", Indalecio Ojanguren
10 comentarios:
Muy buen texto Paco.
Te dejo un abrazo. Feliz descanso!!!
Buenas noches, Paco Cuesta-
Has hecho una estupenda recreación.
Su padre, cuando lo envió interno lo haría pensando en su bien. En el año 1954, al verlo de vuelta, tuvo que escuchar muy bien sus explicaciones. En los Colegios no gustaban este tipo de deserciones.
Te dejo “un recorte” del Mundo Deportivo, del 19 julio 1969, que he encontrado en la Red, y que avala lo que has escrito.
Saludos
Hola Paco, excelente relato de una deserción estudiantil, que le llevo a realizar los sueños que él tenía. Y es que en esos años, se hacía lo que ordenaban los padres, sin poder exponer los deseos del hijo.
Me parece que tu hermano fue muy valiente.
Un abrazo y feliz Semana Santa.
Nosotros escapamos con Urtain, gracias a tu escrito, excelente recreación de un hecho real.
Un colegio de niños ricos, con veintitantos criados niños, parece que está hablando del siglo XIX, un relato de Dickens. No aguantó la humillación, es más dura de aguantar que el mismo trabajo.
Me gusta especialmente la foto de la ermita.
Besos y feliz viernes santo, sin penitencias,
Quizá nunca debió de dejar de levantar piedras.
Sigo asombrado, Paco.
¡¡Qué buena recreación, Paco!!
Ahi me parece verlo... y como empezó.
Besos
Los padres siempre repetían lo mismo: " Si no quieres estudiar, ya sabes dónde tienes el atajo de ovejas". Era la mejor vacuna para los hijos rebeldes. Aquellos trabajos de sol a sol que daban para subsistir, si acaso, con las mismas herramientas de los romanos... Entiendo que quisiera escapar de aquello después de fracasar en los estudios.
Imaginación a raudales en tus relatos.
Un abrazo.
Estoy con el profe. Nunca debió de dejar de levantar piedras que era lo suyo. Al igual que Iñaki Perurena, hombre respetado y admirado en su ámbito. Por cierto, siempre he creido que los levantadores de piedra se llamaban aizkolaris. A ver si llega ASUN y lo aclara :)) Besotes, M.
puedes recrear todo cuanto quieras, Paco, porque lo haces genial, en serio.
biquiños,
Hola Paco, esta vez voy bastante retrasada en esto de los deberes a ver si saco un poco de tiempo para sentarme delante de la pantalla y ver la obra de teatro.
En principio tu relato me estimula
Un abrazo
Luz
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