Tras el paso por el mundo de los bajos fondos Manuel Alcázar (que aun está en la
miseria), inicia como observador y
participante una incursión al mundo bohemio, en un retrato inigualable de la sociedad media
pobre de final del XIX.
En principio 1876 parece una fecha lejana, pero no lo es
tanto. Algunos hechos sociales vigentes en esos años perduraron hasta la
generación de nuestros padres:
En las tiendas se compraba “a la fía” cancelando
la deuda el día de cobro.
Por la penuria
económica se alquilaban habitaciones “con derecho a cocina".
Era en muchos casos normal que dos familias
(generalmente hermanos) compartieran casa.
Los hijos comenzaban a trabajar
prácticamente por nada (téngame Vd. al chico don Cosme para que esté sujeto).
No estamos tan lejos.
El estudio etnográfico que Baroja presenta
se nos antoja hoy, como situación poco
posible, y no lo es tanto. Hoy mismo podemos encontrarnos con casos de miseria
en nuestra propia ciudad, en nuestro
barrio, una pequeña incursión por los datos de Cáritas y Cruz Roja nos sorprenderá.
No estamos tan lejos.
Contemplamos desde Mala hierba una
clase media que no acepta su situación. Se resiste a prescindir de lo que
carece. Con seguridad en nuestro entorno conocemos créditos solicitados (convicciones
religiosas al margen) para, “la comunión de la
niña”, "un crucero por el Mediterráneo", "la Feria de Abril " y, para tantas y tantas cosas....
No estamos tan lejos.
Incluso:
LA EUROPEA
AGENCIA DE NEGOCIOS Y DE COLOCACIONES
DE
BONIFACIO DE MINGOTE
LA BENEFACTORA
AGENCIA MÉDICO
FARMACEÚTICA DE DON
PELAYO HUESCA
que Pío Baroja incluye en el Madrid de su
novela, podrían, salvadas las distancias, ser equiparadas a las famosas sociedades interpuestas tan de
moda hoy día.
No estamos tan lejos.
Imagen: Luna 113
4 comentarios:
Pío Baroja viste a sus personajes con lo esencial, los deja casi desnudos al descarta todo artificio, prescinde de lo superfluo. Recurre a los valores universales que nunca cambian, por eso sus relatos son tan actuales. No se nota el paso del tiempo en la trilogía.
Nunca se ha ido del todo comprar de fiado, pero ahora se ha acentuado.
Ahora hay contratos que son casi peores que aquellos porque no entra la manutención, sobre todo con los chavales que empiezan la vida laboral, no es extraño que muchos prefieran coger la maleta y probar fuera, que tampoco por ahí están los "hornazos colgaos".
Aguda reflexión.
Un abrazo.
Lo tenemos cerca. Por ejemplo:
Los pisos en que conviven varias familias de emigrantes.
El becario que no cobra, trabaja a cambio de tener la posibilidad de aprender. Pero, lo que dice Pancho, ahora no le dan de comer.
Espero que no pasen de ahí los parecidos.
Buena entrada, Paco.
Besos
Muy bien traídos tus ejemplos de finales del XIX o principios del XX a este principio del XXI.
No recuerdo muy bien la fecha pero creo que fue haica 1886, cuando en Pardilla un pueblo burgalés de pocos habitantes ,había una Escuela de Adultos para las personas que quisieran estudiar después del trabajo, pues fíjate, ahora en pleno siglo XXI, las están desmantelando.
Quizá por algunos sitios, estemos no igual, si no peor.
Un abrazo
Luz
No, Paco, por desgracia no estamos tan lejos.
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