Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 27 de junio de 2013

El comercio de la lana. El hereje, Miguel Delibes


El tema de la lana resulta fundamental para entender los  aspectos económicos, culturales y políticos de la  Castilla de mediados del siglo XVI.

Cipriano Salcedo ya en edad adulta y doctorado en leyes toma posesión  del almacén de su padre y se propone varios objetivos: El primero recuperar a Minervina.  Fracasado  el intento se lanza al éxito material aumentando la heredad y probando como mercader-fabricante dentro del mundo de la lana con  El zamarro de Cipriano. Su tercera meta es conseguir la hidalguía. El  dinero todo  lo puede y Don Cipriano Salcedo obtiene el título de doctor hidalgo, por lo que queda exento de contribuciones.

Desde finales del siglo XV y durante todo el siglo XVI, la cabaña ganadera de Castilla se convirtió en potencia mundial proporcionando toneladas de lana en bruto que salían todos los años hacia el puerto de Bilbao con destino a  Europa. La lana, barata y abundante, era aceptada por todos los grupos sociales para el vestido y facilitó enorme riqueza, tanto a los que poseían grandes rebaños de ganado, como a los que lo vendían. La explotación y comercialización era regida por  la Mesta y el Consulado de Burgos. Los comerciantes acumulaban dinero y poder económico que transformaban en prestigio social cultural y religioso que les permitía incluso  la salvación del alma.
Sin embargo, a pesar de poseer la mejor lana, indispensable para la elaboración de paños de calidad, Castilla no fue capaz de desarrollar una adecuada industria textil, que hubiera permitido un mayor crecimiento de la economía de la época, en gran parte porque la burguesía castellana buscaba ganar dinero de la manera más rápida y fácil posible. La aspiración social de todo burgués, era  incorporarse a la nobleza e imitar su modo  de vida, es  decir, vivir  de las rentas, optaron por la solución más fácil y conveniente para sus intereses: exportar lana corriendo con gastos de empaquetado, transporte y  riesgos (bandidaje y piratería) e importar con el producto de la venta  artículos de lujo, obras de arte y paños elaborados con la lana exportada.
Existieron  no obstante zonas con una importante industria  textil como Cuenca o Segovia, que no tuvieron   la expansión deseada, ni  contaron con los suficientes apoyos  institucionales.

De la mano de Bernardo Salcedo, padre de Cipriano nos iniciamos en  el conocimiento del comercio  de la lana entre Castilla y Flandes, en la importancia de Medina del Campo o de Burgos como centros de negocio.

Siguiendo la estela de Cipriano Salcedo  en el negocio de su padre y  como consecuencia de sus contactos y relaciones comerciales  dos encuentros cambiaran  la vida del protagonista produciendo un giro en la narración.




5 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Esta es una de las cosas que explican nuestro pasado: teníamos la lana pero no pudimos desarrollar una industria textil. Ni se favoreció desde la Corona ni se intentó desde la nobleza, como en otros países.
Yo pasé toda mi infancia y gran parte de mi juventud junto a una de aquellas vías de la Mesta, una cañada que recuerdo recorrida por pequeños rebaños. ¿Cómo tuvo que ser en las épocas florecientes?
Buena contextualización, Paco.

omar enletrasarte dijo...

excelente, fue una grata lectura
saludos

pancho dijo...

La pujanza económica de Castilla y de cualquier otra región en esa época, tenía un importante componente agrícola y ganadero. La posibilidad de que la población no sufriera episodios de hambre era importante. Pero solo cuando la industrialización no se había desarrollado, después ya sabemos cómo cambiaron las tornas a favor de las regiones periféricas.

Excelente reflexión al hilo de la novela.

Un abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

Vendíamos la lana en bruto en lugar de venderla tejida y confeccionada. Luego comprábamos la misma lana convertida en paño. Miopía comercial.

Buena reflexión la tuya, Paco.

Besos

PENELOPE-GELU dijo...

Buenos días, Paco Cuesta:

Riqueza en manos de unos pocos. El pueblo casi en la miseria, trabajando para mal comer.
Sorprenden las construcciones de iglesias diseminadas en toda la geografía.

Saludos.