Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Pensando volver.


Tras el viejo banco besado por la marea y en su mitad hundido quedan algunas horas de lectura separadas por espacios propios de la holganza veraniega. A veces fue un paseo, en ocasiones la sombra amable de una terraza con cerveza y olivas, una comida acompañada de buen vino, o el helado junto al puerto al atardecer. Estos pequeños placeres quedarían enmarcados en la dinámica de playa y chiringuito de no contar con la inestimable compañía de anfitriones (realmente anfitrionas) de excepción que te  hacen sentir bien. Paseos, comidas, terrazas y... -sabor venezolano con alma hispana- el guayoyo de media tarde han dado pie a comentarios, charlas y confidencias con las que el verano alcanzó  la dimensión de empatía que tantas veces buscamos.


¡Gracias! Habéis creado un monstruo que piensa volver. 

5 comentarios:

matrioska_verde dijo...

que entrada tan aromática e intensa nos has dejado...

biquiños,

Pedro Ojeda Escudero dijo...

No me extraña. Dan ganas de acompañarte.

Abejita de la Vega dijo...

Ese banco frente al mar y un buen libro, perfecto, para qué más.

Besos, Paco.

Myriam dijo...

hmmmm un verano idílico....

Vuelve, vuelve, aunque yo no puedo con mi genio y estoy disfrutando a mis nietas, demás flía y amigos por aquí en Sudamérica.

Besos x 2

Myriam dijo...

(x eso me demoré tbn en venir a leerte, comentarte y saludarte).
Feliz otoño.