Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 13 de noviembre de 2013

La estafeta romántica, en busca de nuevas claves.


Sátira del suicidio por amor. Leonardo de Alenza

Deseosos de conocer cuanto sucede en el bosque de La estafeta romántica dejamos de lado la intrincada vegetación de  personajes novelescos. La trama de Galdós tiene, necesariamente, que aportar otras claves en este Episodio.

La primera misiva está fechada En La Guardia a 20 de febrero de 1837, curiosamente siete días después de la muerte de Larra:  era lunes de Carnaval, ya anochecido, Larra recibe a Dolores Armijo que viene acompañada de su cuñada. Ha venido a rechazar cualquier posibilidad de arreglo. Cuando salen las dos mujeres de la casa y todavía no van lejos, se oye un disparo. Curiosamente en la posdata de la carta se da cuenta del suceso.
Rastreando en los Episodios, Larra aparece en varios, y siguiendo la obra de Galdós el tema del suicidio, tampoco es nuevo. No resulta por tanto ocioso retomar de nuestra anterior entrada el controvertido suicidio del que hay dos versiones opuestas. Una que desde la moral, lo condena cargando la responsabilidad al carácter, o la formación espiritual. Otra que ve en tan grave decisión libertad, romanticismo, ideología, en resumen un mártir por la causa.

Galdós apunta ambas teorías por medio de diferentes personajes y las cartas que escriben, negando en unas lo que proclama en otras. Las cartas que intercambian María Tirgo y Juana Teresa (Uno y Dos) centran el suicidio en el arrebato sentimental de un romántico.

Uno
Ello es que se ha suicidado, pegándose un tiro en la sien, un joven de talento y fama, por despecho amoroso, de la rabia que le dieron los desdenes de su amante, la cual es casada […].Ya vemos que es romántico el que se mata porque le deja la novia o se le casa.

Dos
Mariquita mía, ¿estás en Babia? El que se ha suicidado en Madrid es Larra” “un escritor satírico de tanto talento como mala intención, según dicen, que yo no lo he leído ni pienso leerlo.

En ambas Larra es la iconografía del romanticismo emocional y sentimental si bien quedan, en cierto modo más ridiculizadas las rechazantes que el rechazado.
En la carta Cuatro se pone en boca de la mayorazga Demetria dechado de perfección y cultura y conocedora por tanto de la obra de Mariano José que.

El difunto suicida era un hombre que con su propio pensamiento, como la cicuta, se amargaba y envenenaba la vida.

La frase puede suponer  la consideración de interés y preocupación por el futuro de España, tema de sus numerosos y críticos artículos firmados bajo el seudónimo de Fígaro.
A estas consideraciones puede añadirse un colofón: Galdós quiere destacar la valía de Larra, y así en la carta Siete el “diálogo” entre Fernando y Larra es significativo.

¿Verdad que era yo un gran escritor? Has sido único, Mariano –le dije–

Y refuerza esta tesis en la Once.

Aún nos parecía mentira que del primer ingenio de nuestra época no quedase más que aquel despojo miserable. ¡Veintiocho años de vivir!... ¡Y verle allí mudo, inerte; su arte y pluma enterrados con él!

Buscando en la obra de Don Benito más allá de la onomástica hemos llegado a estas reflexiones  sobre el controvertido suicidio. Es evidente la intencionalidad del autor de -utilizando una frase con tendencia que diría Muñoz Molina-  poner en en valor la figura de Mariano José de Larra.
Con seguridad hay otros puntos de vista.

4 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

El suicidio porque le deja la novia...no se lo tragan ni los cocodrilos.

Tiene que haber algo mucho más profundo que motive un suicidio.

Nos das claves para abrir un tesoro.

Besos, Paco, nos vemos el 19.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Excelente, querido Paco. Este motivo le sirve a Galdós para dos cosas: una, alabar a Larra, como bien dices; dos, criticar los excesos románticos. Fino análisis el que has hecho.

pancho dijo...

Un suicidio siempre es un asunto recurrente y atractivo para los autores, máxime si se trata de un joven autor de éxito y famoso.Galdós lo vuelve a tratar en esta obra más de sesenta años después. Seguro que el hecho influyó a la hora de elegir el año 1837 como marco temporal en el Episodio. Bien joven dejó de llorar y escribir en Madrid. Al menos fue él quien se quitó de en medio, "no la maté porque era mía".
Buen análisis del asunto de Larra.
Un abrazo.

Myriam dijo...

Estupendo tu análisis. Me gusta mucho la agudeza con la que has resaltado el juego de Galdós con respecto a este tema y de como valora a Larra. Ese sueño y el diálogo con Fernando es tremendo. Te digo que a mi me erizó la piel cuando lo leía.

Besos