Hemos dejado atrás el estrés vacacional: la
playa repleta, el pueblo lleno de chiquillos en bicicleta, los mosquitos
empeñados en arruinar el paseo de atardecer o aquellas rabas plastificadas,
pocas, en plato de café y sin rodaja de limón.
Hoy el despertador de última generación con
sonidos de naturaleza y animales nos ha situado a las 6:45 de la mañana, en el lugar adecuado:
el autobús repleto de rostros soñolientos, la inefable monotonía del trabajo, el café de
máquina a las 10:30… Por la tarde, tras calzar las zapatillas de running nos
hemos deshecho en sudor. Por cierto, el
cinturón elástico comprado en Almacenes el Cielo (mercadillo) disimula muy bien
que no podemos abrochar la cinturilla del pantalón.
Decididamente la botella está por la mitad.
3 comentarios:
Disfruta de la otra mitad de la botella.
No perdamos de vista a la cuadrilla,
Un abrazo, Paco.
Un abrazo, Paco. Yo también regreso. Y te debo llamada.
Buenas noches, Paco Cuesta:
: )
El estrés de los horarios, la vuelta a las prisas, y ... nos desaparece el miedo a los mosquitos.
: )
Abrazos.
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