“Por dificultades en el último momento”[1] hube de
acarrear con los volúmenes recogidos el día anterior de la Biblioteca Pública.
Hasta aquí, salvo el superior peso de la mochila todo normal, el problema, si
así puede llamarse, vino cuando apenas traspasado el arco de seguridad de la
entrada en la Biblioteca Central, el maléfico artefacto me denunció como “non
grato”, y como “no podía ser de otra manera” (perdón por utilizar esta frase tan correcta
políticamente) todas las miradas convergieron en quien esto escribe.
-¿Llevas algún libro de la Pública? Preguntó aliviando
la situación una agradable voz femenina
-Sí, dos que no tuve tiempo de dejar en
casa.
-No te preocupes ocurre a veces, lo curioso es
que los de aquí, no activan la alarma de allí. Déjamelos un momento y los desactivamos, no hay más
problema.
-Toma, gracias.
-¡Anda! La
novela social española ¿Estás con Nada
de Laforet? (el Club se reúne en la sala B de la Biblioteca Central UBU)
-Sí, pero no. Estos son para otro trabajo, ya
te dije: me olvide de dejarlos en casa.
-Os sigo cuando puedo y tengo la novela en
casa, en pasta dura de color azul. ¡Debe tener unos años!
-A pesar del tiempo se lee muy bien y no ha
perdido atractivo.
-Por eso te pregunté al ver los libros sobre la
novela social
-Quizás esta primera novela de Laforet podría encuadrarse como
un anticipo de la novela social, no sé. Para el lector, el mundo cerrado de la
casa de Aribau constituye un espacio aparte de la vida que transcurre fuera y la
protagonista, Andrea, personifica el contraste entre la vida de la casa y la
que ella lleva.
-Cuándo la escribió era muy joven ¿No?
-En 1944 tenía 23 años, ganó con Nada el Premio Nadal, en 1945 y el Fastenrath en 1948.
En 1946 contrajo matrimonio con Manuel Cerezales y decidió dedicar los años
siguientes a su familia. En este dato tenemos una muestra de la posición de la
mujer (y hablamos de una escritora) en la sociedad del momento. En 1944 el Régimen, a través de la Sección
Femenina, catequizaba en colegios e institutos la minoría intelectual de la
mujer frente al varón. Las novelas de consumo femenino las protagonizaban
muchachas temerosas de Dios y románticas que conocían a un caballero con el que
acababan casándose. Carmen Laforet, junto a Pascual
Duarte, de Cela renovaron aquella literatura de posguerra.
-Yo creo que, en esa época, y tan joven, tal
vez lo que hizo fue recoger retazos de su propia vida. ¿No crees?
-No lo sé, esa es una de las eternas preguntas:
autobiografía o motivación. No debemos olvidar el entorno histórico, dado que
la novela comienza con la llegada de la
protagonista a Barcelona pocos meses después de finalizada la Guerra Civil
española y cuando a principios de 1945 recibe el premio Nadal, la guerra, primero en Europa y luego en Asia, estaba a
punto de terminar. Nada es la primera
novela española que se sitúa en el marco coetáneo, de la posguerra, refleja la
realidad inmediata sin idealizarla, con realismo y -esta es otra de las
preguntas- no sabemos si con intencionalidad crítica, Carmen Laforet no se ha manifestado en este sentido. De cualquier forma, el contexto histórico es
sólo un marco borroso al que se alude muy poco. A Laforet le interesa más el
microcosmos de sus personajes y su drama humano, que la problemática social en
la que están inmersos.
-Perdona pero tengo que volver “al curro”. Me
reclaman
-Ha sido un placer. La próxima vez de una u
otra manera conseguiré que el maléfico artefacto vuelva a delatarme. Gracias.
¡Hasta otro día!
6 comentarios:
Qué extraordinaria forma de arrancar con el libro, Paco... y no desvelaré más.
Una de las cosas que más se me "quedaron" de esta novela cuando la leí fue el ambiente asfixiante de el piso de la calle Aribau. Casi insoportable. O sin el casi. Qué bien lo transmitió Carmen Laforet.
Tu habilidad para los diálogos sigue dando estupendos resultados, no importa lo serios que sean los contenidos.
Un abrazo.
He descubierto que me sigue gustando esta novela aunque ya hayan pasado tanto años desde su publicación.
Lo que me continúa asombrando es cómo la autora, siendo tan joven fue capaz de escribir y sobre todo describir todas las sensaciones que le van ocurriendo a ella misma y a los personajes.
Es una novela fresca a pesar de lo asfixiante de la casa y también me parece una novela impresionista. Da pinceladas sin profundizar en el porqué de los comportamientos.
Creo que todo autor deja plasmado, en lo que escribe, algo de su propia vida. Supongo que Carmen Laforet también lo deja en Nada, pero parece ser que ella no era una muchacha que pasara hambre.
Un placer leerte como también es un placer el hablar con algunas bibliotecarias o bibliotecarios. Confieso que yo también me enrollo mucho con ellos. A la mayoría les gustan y mucho los libros, por eso están ahí y es inmejorable su labor.
Un abrazo
Luz
Aquí estoy contigo y te sigo. Me encantó este comienzo.
Beso y abrazo
Buenas noches, Paco Cuesta:
Lo mal que sienta que suenen las alarmas. Seguro que se recuerda de ti la bibliotecaria, y -en la próxima visita- puedes disfrutar de una nueva y agradable conversación sobre libros, y no tienes que volver a ser el blanco de todas las miradas.
El éxito de la novela fue impactante. La cuantía del premio, era elevada y además suponía ser conocido en el mundo de las Letras.
Abrazos.
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