Cuando
se hizo necesario buscar referencias sobre La
sonrisa robada, -como si de un viaje a Roma donde todos los caminos
conducen- todos los indicadores señalaban un destino desconocido: La Isla del Náufrago. Tal vez porque uno a lo largo de los
años va coleccionando manías que por suyas son queridas y a las que no está
dispuesto a renunciar. Tal vez porque nunca fui demasiado adicto al dinero de
plástico más práctico e higiénico que el manoseado papel moneda. Talvez porque
a uno le gusta sufrir viendo como la billetera pierde prestigio tras cada pago
al contado. O tal vez por fidelidad con el librero amigo; a punto ya de
adquirir una tarjeta “prepago seguro”, el Pepito Grillo que uno lleva dentro sugirió:
-Tanto que presumes de amistad, ¿por qué no
consultas con Álvaro? (el librero amigo)-
Dicho,
hecho y solucionado.
-Hombre de poca fe –me dijo- ahora mismo pido
algunos ejemplares.
Con
ayuda de Google que facilitó las coordenadas, la localización de La Isla del Náufrago fue fácil y su
exploración no exenta de sorpresa (una isla en tierra adentro. En Segovia)
gratificante. Quien esté interesado en destinos culturales nuevos puede
utilizar este enlace, más completo y expresivo que cuanto yo pueda aportar.
“Ambiciosa, difícil y conseguida”
Gonzalo Santonja copresidente del jurado del XII Premio de la Crítica de
Castilla y León. El Norte de Castilla 22-10-2014
“Una novela muy arriesgada que puede
gustar a un público muy diverso” Pedro Ojeda Escudero portavoz del jurado del XII
Premio de la Crítica de Castilla y León. El
Norte de Castilla 22-10-2014
A
estas opiniones sobre La sonrisa robada
de José Antonio Abella añadiría yo, alguna reflexión de mi cosecha: el premio
cuyo galardón consiste en una escultura de Venancio Blanco se sitúa entre los
de mayor prestigio de Castilla y León y carece de dotación económica.
En
mi opinión, si la novela estuviera amparada por un premio de “relumbrón” de los
que fijan limpian y dan esplendor a la novela española y editada por la empresa
que mantiene y dota el relumbre, en mi opinión –repito- el autor sería mucho más conocido, la novela también
y la tirada mucho más amplia. Cabe dudar si le hubieran dejado ser la misma.
La
novela “historia de oro” como la define Abella derrocha frescura, autenticidad
y realismo solo posibles desde la libertad de acción. Cuando no hay
condicionantes al escribir; cuando uno cuenta lo que siente y quiere contar con
total libertad sin ataduras sociales ni económicas y cuando como es el caso, se
va a editar “sí o sí” dejando el juicio al lector y el beneficio a la gran
causa de una asociación cultural sin ánimo de lucro.
José
Antonio:
Desde la indisciplina de la confianza que me otorgo, permíteme agradecerte el gran regalo de Reyes que supone La sonrisa robada, porque es una historia de amor que se lee de corrido, interesa y atrapa. Por las enseñanzas que encierra. Porque en cierto modo obliga a continuar tu labor investigadora para comprender la historia también desde "el otro lado".
Desde la indisciplina de la confianza que me otorgo, permíteme agradecerte el gran regalo de Reyes que supone La sonrisa robada, porque es una historia de amor que se lee de corrido, interesa y atrapa. Por las enseñanzas que encierra. Porque en cierto modo obliga a continuar tu labor investigadora para comprender la historia también desde "el otro lado".
¡Gracias!
José
Antonio Abella es autor también de:
Yuda, La
esfera de humo, Crónicas de Umbroso,
La tierra leve, y de un libro de relatos titulado Unas pocas palabras verdaderas.
2 comentarios:
Excelente entrada, querido Paco. En efecto, Abella apostó por su libertad como escritor. Y acertó.
Si fuera de "relumbrón" no sería tan bueno el regalo de Reyes.
Regalazo.
Besos, Paco.
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