Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

viernes, 19 de mayo de 2023

 



ENTRE DOS REPÚBLICAS. VICENTE BLASCO IBÁÑEZ

Justificación:

En el curso 2017 – 2018, terminado un estudio sobre la novela social española, abordamos un Trabajo de Fin de Grado sobre la vida y obras de Vicente Blasco Ibáñez. Concluido este en julio de 2019 quedó listo para su defensa y publicación en el Repositorio de la UBU, pero, (los hados del destino siempre encuentran un “pero”), circunstancias adversas, seguidas de la pertinaz pandemia, agostaron el proyecto. Quiero pensar que, labor oculta de poco sirve, y es por ello que pretendo publicar el trabajo con asiduidad en este espacio, para que al menos vea la luz. Si por añadidura despierta algún interés, “miel sobre hojuelas”.

Vamos al grano:

Ni un solo comentario sobre Vicente Blasco Ibáñez (29 de enero de 1867, Valencia - 28 de enero de 1928, Menton, Francia), puede abordarse separando su vida pública, de sus novelas. Se ha dicho que la mejor de sus novelas, es su vida.

Escritor de un éxito impensable a principios del siglo XX, recorre varias veces Europa y América asediado por editoriales y productoras cinematográficas. Millonario, dueño de villas de recreo y viajero en yate, iba todos los días en “Rolls Royce” desde su villa de Menton al casino de Montecarlo.

Pocos pueden igualar su currículum: político, periodista, gran viajero, activista, militante de partido, antimonárquico, anticlerical, guionista, colonizador, dueño de una suntuosa mansión en la Riviera francesa, novelista de éxito en los Estados Unidos y el primero que vio adaptadas sus novelas al cine internacional.

La clase media y el obrero urbano constituían el grueso de lectores de Blasco Ibáñez (y de Galdós). Hasta bien entrados en el siglo XX siete de cada diez españoles no sabían, leer ni escribir. Blasco añoraba un mundo laico capaz de construir una sociedad más libre, justa y equitativa. Con sus publicaciones La Bandera Federal (1889) y El Pueblo, diario republicano de la mañana (1894) llevó la literatura y la política a un sector que, pese a ser mayoritario carecía de representación y protagonismo. En la editorial Sempere editó a Dickens, Tolstoi, Dostoievsky, Dumas, Víctor Hugo …, a un precio asumible para economías modestas, lo que a mi juicio es, en esencia, la confirmación de que Blasco Ibáñez se movía también por principios docentes. En 1905, escribía Blasco Ibáñez en El Pueblo:

“La misión de los revolucionarios españoles no consiste únicamente en agitar los ánimos, sino en educar a los hombres, en difundir la cultura entre ellos, pues sin un pueblo culto y consciente la República futura arrastraría una vida de dificultades”.

El 28 de enero de 1928 fallecía en Menton (Francia) sin ver la república con la que había soñado. El 29 de octubre de 1933, dos años después de la proclamación de la II República española, sus restos regresaron a Valencia a bordo del buque insignia de la armada española, siendo recibidos en un acto multitudinario por el presidente del Gobierno, el alcalde de Valencia, personalidades sociales y representantes políticos; grupos de voluntarios trasladaron el féretro a hombros desde el puerto hasta la Lonja de la Seda, donde se instaló la capilla ardiente. Tal vez estos honores provocaron su rechazo final.

En 1939 los hijos de Blasco tuvieron que exiliarse y el Tribunal de Responsabilidades Políticas incautó sus bienes. Su chalet de la Malvarrosa, fue, de 1942 a 1962, convertido en Escuela de Flechas Navales. Durante este periodo sufrió grandes desperfectos. Posteriormente la casa estuvo ocupada por familias marginales, acelerándose así su proceso de degradación. Cuando el chalet volvió a ser propiedad de la familia estaba totalmente destrozado.

Sirvan estas líneas de introito a Blasco Ibáñez personaje. La suya es una vida que –en uno u otro sentido– no deja a nadie indiferente. Gracias por llegar hasta aquí. Seguiremos.

2 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Tengo sobre mi mesa la copia de aquel magnífico TFG. Hablé hace poco con quien puede hacerlo y nos tienes a tu disposición.
Recuerdo tu pasión por el personaje, tu tenacidad en la investigación y la excelencia de tu redacción.
Debemos vernos pronto.
Mientras tanto, que disfruten los lectores de El Alfoz.

Abejita de la Vega dijo...

Un placer volver a leerte. Un abrazo, Paco. Te seguimos con Blasco Ibáñez. Un abrazo.