Instituto Cardenal López de Mendoza
- Sr. la hora.
La voz monótona del bedel interrumpió la explicación al tiempo que la puerta volvía a su estado de reposo.
- El próximo martes hablaremos del Arcipreste de Hita –dijo el profesor.
La explicación llegaba como de un país lejano, apenas como un murmullo, sólo algunas palabras “cantigas, arcipreste, amor”, sin conexión, sin orden, se le quedaron grabadas. Pensó volver andando, coincidir con su padre en la comida daría lugar a algún comentario sobre su deseo de buscar trabajo; mamá se alegrará, tendremos más dinero, y yo me compraré unos zapatos de ante, como los de Carlos. Salir de clase no supuso cambio, caminaba como un autómata ajeno al bullicio de sus compañeros..
- ¿Vas a casa?
La pregunta de Laura le sacó de su abstracción sus pulsaciones subieron unos puntos, no sabría explicar la razón, pero la forma de andar, su cabello rizado y hasta la forma de llevar los libros le producía una extraña sensación, había algo en ella que destacaba sobre el resto de las chicas.
- Ssss sí claro, he terminado.
Caminaba resuelta en dirección a la parada, Juan continuó a su lado incapaz de seguir otra trayectoria. De pronto reconoció el lugar donde estaba, sus compañeros y los jardines que rodeaban el instituto, la calle estaba viva, todo era real.
- Tengo que preparar un trabajo de historia medieval y la verdad es que estoy un poco perdida, me ha costado llegar hasta los romanos y a partir de ahí me lio.
Puedo ayudarla trabajaremos juntos, es mi oportunidad –pensó- lo cierto es que la historia se me da bien. La bolera, el trabajo y el dinero, pasaron en fracción de segundos a un plano inferior.
- Si puedes escoger no es complicado; de la baja edad media hay más documentación.
-¿Podrías ayudarme? –Preguntó. El ritmo cardiaco del muchacho se elevó hasta niveles de infarto, los Bárbaros, Carlomagno, las Cruzadas, Mahoma, ocuparon prácticamente todo el trayecto, al descender, la salida de doble hoja apenas era suficiente para él.
- Adiós, Juan ¿Nos vemos mañana?
- Vale, ¡Hasta mañana!.
Su propia voz le sonó extraña, como un eco, la pregunta y la sonrisa, es todo lo que necesitaba. Sin apenas darse cuenta recorrió los dos kilómetros que separaban la parada, de su casa.
- ¡Hola! cariño, hola, hoy podemos comer juntos, el niño ha llegado y entra más tarde.
- Mayte, ¡que ya no es un niño!
- ¡Hola papa!
- ¡Hola! ¿Qué tal?
- Muy bien el nuevo profesor es muy bueno, lo tuvimos a primera hora y recuerdo todo con bastante claridad, creo que haré historia o literatura, quizás las dos.
- Como quieras, pero tienes más salidas con económicas.
- La historia es apasionante papá, me gustaría dedicarme a enseñar. Sabes, creo que tengo más suerte que Carlos, él juega mejor a los bolos y tiene dinero, pero no mola vender recambios toda la vida.
11 comentarios:
Nunca debemos renunciar a nuestros sueños.
¨El niño" Juancito va muy bien encaminado. Sabe lo que quiere.
Querido Paco: vengo a agradecerte tus cálidas palabras en mi blog.
SErá algo temporario -en serio- pero necesario para mí. Ven las veces que quieras. Yo igualmente estaré aquí leyéndote.
Les deseo a ti, a Begoña y al resto de la familia unas muy Felices Fiestas. Y que el año 2011 les sea muy benigno.
Un fuerte abrazo navideño.
¡Qué romántico! Me ha encantado. Seguro que Juan se convierte en un excelente profesor de historia y/o literatura con el apoyo de Laura. Besotes, M.
Hay que ver cómo una subida de pulsaciones puede ayudar a despertar la memoria y darse cuenta de por dónde uno quiere encaminar su futuro. :) :)
Besos
Es la vieja historia de los padres que siempre quieren que sus hijos estudien algo con "salida", que rara vez hacen caso.
Qué poco hizo falta para que la salida se le hiciera estrecha, sólo una pregunta y una sonrisa a tiempo.
Un abrazo.
Cuando no vemos la salida viene muy bien que nos guíen.
Qué tengáis muy buen año. Dale un beso a Begoña de mi parte.
Un abrazo
Buenos días, Paco Cuesta:
Esos pensamientos, en esos mismos jardines, los tuvimos todos los que sabíamos del sacrificio económico que les suponía a nuestros padres el que nosotros estudiáramos.
Y parecidos sentimientos en el camino a casa.
¡Ay!, la cándida adolescencia.
Saludos. Gelu
P.D.: Te puse un comentario en tu entrada del 25/11/2010 : El Heptacordo, y no la he visto publicada. ¿Había algún motivo?
¡que relato tan entrañable y tierno!... ¡los amores adolescentes, los primeros!
me gusta como cuentas las cosas, Paco, es un placer leerte.
biquiños.
Tus comentarios en mi blog han sido un soplo de aire fresco, querido amigo.
Os mando a ti y a tu mujer un enorme abrazo, con mi agradecimiento, y mis mejores deseos para el proximo año...!
Enseñar es algo que te llena la vida.
F.E.L.I.C.E.S. F.I.E.S.T.A.S.
Dale un descanso a Begoña, que no le da tiempo a escribirme un correo )jajajajaja)
Un correito porfa Begoñita...te quiero...y tu marido me vas a matar por el uso indebido del blog.
A ti tb te quiero mi niño.
Besos en pareja.
Hay que tener vocación para que le guste a uno dedicarse a las Letras.
LOs curas nos decían que el sacerdocio no era una profesión sino una vocación; pues a eso me refería, aunque un servidor sea agnóstico gracias a los curas. Porque yo quería creer, pero estos buitres ensotanados...
FELICES FIESTAS EN COMPAÑÍA DE TU ESPOSA Y FAMILIA.
A
Publicar un comentario