El mismo entorno nostálgico, retro y el intenso aroma a café. El piano, mudo, observaba a los parroquianos.
Sobre la tapa de mármol herida tras casi cien año de roces y fregados, el anagrama de un marca páginas de la Universidad de Burgos, saludaba entre burlón y festivo desde el interior de La ciudad del Gran Rey .
“La Jerusalén (Yerushalayim) celestial es la ciudad del Di-s de Israel (Hebreos 12:22). Es la ciudad del gran Rey (Salmo [Tehilim] 48:2, Mateo [Matityahu] 5:35”.
Recordó con una sonrisa el soliloquio que unos días antes, en su paseo por el parque hizo volver la cabeza a más de un transeúnte, cuando, en tono de normal conversación se decía a sí misma: “Es curioso, cuanto más me adentro en la obra …”, se calló, y ligeramente ruborizada, sacó el pañuelo para limpiarse innecesariamente la nariz.
No sabía –tampoco sus conocimientos en literatura eran profundos- como calificar La ciudad del Gran Rey. Su primera impresión fue que los protagonistas, sumidos en un estado de inconsciencia tras la explosión, no habían despertado del sueño: Las gárgolas gritan, las estatuas comen sopa, las tortugas son granadas explosivas.
A medida que la lectura avanza se amplían los puntos de vista, el planteamiento narrativo anterior, realista y satírico se transforma ahora en ficción.
¿O es fantasía?
La ciudad mutante, es el Paraíso o Burgos es un lugar convertido en espacio de redención (¿)
Le habían quedado claros al menos algunos mensajes:
Enjuicia valores como el dinero, en ese lugar las transacciones se hacen con elementos dentales.
Pone en evidencia a los militares, que “dejan de hacer sus cosas y empiezan a jugar: se disfrazan con uniformes, cantan y desfilan por la calle”.
Los maestros no son muy valorados y comen poco (pasa más hambre que un maestro de escuela se oía con frecuencia).
- ¡Todavía no son las cinco!
- Lo sé, Pablo, he venido pronto. ¿Ya tienes el libro? Dijo haciendo vibrar el marca páginas.
- Tomamos un café y me acompañas a comprarlo. Me han dicho que es complicado, extraño.
- Voy un poco retrasada en la lectura no me atrevo a conclusiones, continúan los personajes, pero en un mundo fantástico. Todos tienen miedo, ¡Hasta el comandante se esconde!, nadie sabe dónde está.
- O sea, Lucía:¡Que es un lio!.
- Hay que seguir leyendo, verdaderamente no es una novela “al uso”. Pediré consejo al profesor de literatura y te comento, lo importante es empezar.
- ¿Nos vamos?
- Sí.
- ¡Hasta otro día!
- ¡Adiós Lucía, adiós Pablo!, contestó una voz tras el mostrador.
Camino de la librería, los habitantes de La ciudad del Gran Rey se guarecieron del frío reinante bajo el brazo de la muchacha a la espera de mejor oportunidad.
10 comentarios:
esta asturiana quedo fascinada con tus bellos textos, sin esperar ser molestia se queda de tu seguidora, muchisimas gracias por compartir tanta grandeza en letras con todos, un besin
- Creo que mañana de una forma u otra me hare con el libro.
- Paco y otros que lo han leido dice que es extraño, fantastico, distinto
-Por eso tengo una imperiosa necesidad de leerlo.
- Tu misma
Un abrazo
Luz
Amigo Paco..casi me vuelvo tarumba hasta que le tomé el hilo a la cuestión...una obra diferente, no se aún si me gusta o no...pero costarme me está costando, no el dinero sino la paciencia... porque soy de lectura realista, pero como experiencia a leer algo diferente pues si...un abrazo
Vamos a tener que contactar a Pablo y Lucía para que se unan a nuestro grupo de lectura.
Acabé el primer capítulo de "La ciudad del Gran Rey" y ya le voy cogiendo el tranquillo pero raro es un rato largo... Besotes, M.
A mí lo que me hace pensar es que esa ciudad y ese país, siendo tan diferente, es tan igual al de procedencia...
Estos comentarios tuyos, Paco, son extraordinarios: creación sobre creación. Cómo lo intuí en aquel primer relato tuyo que oí, en cuanto leiste la primera frase.
Luz: Tu compañía es un valioso regalo. ¡Gracias!
Ozna-Ozna: Gracias por venir a la casa de un castellano enamorado de Asturies.
Voy a remolque, recién comencé la lectura, y entre la entrada de Pedro y la tuya, estoy deseando avanzar e hincarle bien el diente. Fantástica presentación y la foto ideal.
Besos.
En un mundo de ficción.... fantasía o, ¡pesadilla!.
¡Qué bueno tu relato, Paco, qué bueno! y no me rio, a ver si me convierto en pajaritos y me vuelo jejejeje.
Besos
El piano estaba en silencio, faltaba el pianista. Se habría ido también de excursión al país de la extraña dimensión.
Seguramente utilizan los dientes de moneda de cambio por el dinero invertido en ellos en su época productiva, que no entran en la SS.
En general los maestros nos conformamos con poco, con lo que haya.
Esa axila debe ser muy protectora, tanto como la de Teodomira para Cipriano.
Ya terminé de escribir lo último de La Inquietud, que ya era hora. Para dentro un rato la he programado.
Un abrazo.
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