Con frecuencia, y desoyendo las recomendaciones de
Pedro Ojeda, director y mantenedor de estas lecturas, nos quedamos con una
parte de las Sonatas, desatendiendo la otra. Quizás sea algo intuitivo, no
premeditado. Hoy mi conciencia se rebela
recordándome el párrafo del profesor en La Acequia el 13 de octubre de 2011 “Lo que os propongo, como intento
hacer siempre, es que vayamos más allá del argumento, de las historias de los
amoríos y aventuras de este protagonista”.
Procede la relectura, que siempre aporta otra
visión, y a ello nos empleamos. Valle Inclán , pone sentido y sensibilidad a los
temas, por escabrosos (es un decir) que estos parezcan:
“Las formas juveniles y gloriosas…. se entreabrían, turgentes, frescas,
lujuriosas, fragantes…”
Volcán de deseo expresado con elegancia, con
delicadeza, sin ordinariez. A lo largo de la lectura, se nos ofrece un
ejercicio narrativo en el que el lector sensible no sentirá contrariedad por la exhibición de
cargos, nobleza o jactancia del protagonista.
La narración de determinadas situaciones, está
elaborada de forma que sintamos como normal, lo que en otras circunstancias no
tomaríamos como tal:
“Y celebramos nuestra bodas con siete copiosos
sacrificios que ofrecimos a los dioses como el triunfo de la vida”. Exhibición
de facultades, descrita de forma amable.
Como ocurriera en Sonata de otoño la muerte -en esta ocasión es una monja- sirve de fondo al erotismo, quizás como símbolo de lo efímero de la
conquista y la inconsistencia del amor jurado. La inmolación del coloso negro, ya reseñada en la
anterior entrada –otra vez la muerte – se nos antoja capricho cruel e inútil, de la todavía niña -a
pesar de su edad real- Chole, herida en su honor por la crueldad de su
padre, el general Diego Bermúdez. Estamos ante una muestra , de otra forma de “conquista”
que sí deja un regusto amargo que nos acerca más a la Niña Chole.
En unas líneas la pluma de Valle Inclán hace aflorar en el lector contradictorios
sentimientos.
Me he
permitido dar nombre a la entrada con la novela de Jane Austen, pasada al cine en
1995, tal vez por lo que tiene de relaciones
-en este caso familiares- basadas en la hipocresía. O.... simplemente porque me
gustó el título
14 comentarios:
El Marqués cambia de registro en cuanto ve a la protagonista a la sombra de una pirámide. Se le olvida la desesperación de la soledad por los amores perdidos, olvidados en su lugar de origen. Esta pareja de frases que seleccionas es gloriosa.
Un abrazo.
Paco, llevas toda la razón en eso de que no hacemos caso al profe y no vemos más allá la profundidad de la lectura. Eso es el saber leer, que no siempre es fácil.
Muy buen apunte por tu parte lo de la muerte. A mi también me impresionó las muerte tan cerca de la vida.
Reconozco que a mi me cuesta mucho analizar, lo veo todo en conjunto, y un poco me resisto a ello,sobre todo en poesía y como en este caso en esta prosa póeta que son al fin las Sonatas, pero reconozco que con el anális, al igual que pasa con los cuadros, la obra maestra gana.
Besos
Sí, sí obedecemos al profe. Lo que pasa que luego las musas se van por donde les da la gana. Y nuestras musas son musillas, algo locuelas.
Es verdad, la historieta de los amoríos es lo de menos. Las palabras de Valle son poesía en prosa y así hay que tratarlas. Me resisto a profanar el texto con mis palabras; por eso procuro simultanearlas con las aténticas, que son una joya lingüística.
Con el análisis, como dice Ele, el texto gana mucho. Se ven las pinceladas, soberbias pinceladas.
Besos, Paco.
"Sentido y sensibilidad" Me encantó esa peli, creo haberla visto varias veces. Ya sé que es romántica y dulzona...pero no tanto. Bueno el caso es que me encantó.
Besos
"Como en la Sonata de otoño, la muerte--en esta ocasión de una monja--sirve de fondo al erotísmo..."
¿Qué monja, querido Paco? ¡¿No te referirás a Concha?! Porque de monja nada de nada, monada. Besotes, M.
Tienes mucha razón: la prosa de Valle-Inclán es ¡¡magnífica!!. Me sorprende -pensando en la época en que escribió esta Sonata- hasta donde se atrevió a llegar y la forma tan plástica, colorida y perfumada en que lo hizo.
Como Merche, tampoco entiendo lo de la monja en la Sonata de Otoño. La Niña Chole estaba -como bien dices- herida en su honor, pero también en su integridad como persona.
Un beso
Merche y Myriam.
Intento de aclaración:
"Las campanas del convento tocaron a misa y la Niña Chole quiso oírla...." "En el fondo de la iglesia sobre un negro paño rodeado de cirios estaba el féretro de una MONJA".
El "toque de agonía" con el que comenzaron los "siete copiosos sacrificios", era por la monja cuyo funeral se celebra dos capítulos después.
Lo siento, igual me he liado demasiado.
Un abrazo. Paco
Gracias Paco, ahora sí que recuerdo ese pasaje pero, admito, que en su momento lo obvié y lo tenía olvidado en el trastero de mi subconsciente... Besotes, M.
¡jajajajaja! ¡¡Gracias por tu explicación: ni me acordé, mejor dicho, no presté la más remota atención a ese pasaje en la Sonata de Estío, tan centrada en la exuberante Niña Chole como estaba!!
Muy interesante que lo taigas a cuento, porque ahora que lo pienso al leerte, resalta y contrasta mucho la contradicción de la monja muerta con la viva exuberancia de la Niña Chole.
Besos
PACO, vengo a darte las gracias por tus cariñosas palabras en mi última entrada.
Un abrazo
y tú, como buen alumno que eres, vas más allá del argumento estricto y nos aportas tu visión interesante sobre la sonata.
biquiños,
Pues te has permitido muy bien, al igual que al no hacerme caso.
Pero me temo que Austin construía un ambiente menos erótico que el de Valle...
Ya se veía que esta Niña Chole era un volcán en ebullición ¿Qué experiencias y qué vivencias habrán hecho de ella una mujer tan ´cruel? No quiero ni imaginármelo.
Saludos, Paco.
Buenos días, Paco Cuesta:
Muy bien titulada tu entrada.
La hipocresía, en los ricos, vemos que es una conducta generalizada. Como bien dice el Marqués, casi al comienzo, ...”...haría como las gentiles marquesas de mi tiempo que ahora se confiesan todos los viernes, después de haber pecado todos los días”.
Del capítulo de la Misa de difuntos, pág. 134-135 podemos ver las costumbres en los funerales conventuales, aunque en este caso tuvo un final sangriento.
Abrazos.
P.D.: Esa película
le encantaba a mi hermana, ...y a mí. Tengo el libro de Jane Austen, -de una edición bastante reciente, con unas tapas muy bonitas- que ella me dejó. El futuro de las mujeres, -con ‘alguna posición’- dependía de encontrar un marido que pocas veces elegían ellas.
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