Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

viernes, 9 de diciembre de 2011

Sentido y sensibilidad. Sonata de estío



Con frecuencia, y desoyendo las recomendaciones de Pedro Ojeda, director y mantenedor de estas lecturas, nos quedamos con una parte de las Sonatas, desatendiendo la otra. Quizás sea algo intuitivo, no premeditado.  Hoy mi conciencia se rebela recordándome el párrafo del profesor en La Acequia el 13 de octubre  de 2011 “Lo que os propongo, como intento hacer siempre, es que vayamos más allá del argumento, de las historias de los amoríos y aventuras de este protagonista”.
Procede la relectura, que siempre aporta otra visión, y a ello nos empleamos. Valle Inclán , pone sentido y sensibilidad a los temas, por escabrosos (es un decir) que estos parezcan:
“Las formas juveniles y gloriosas….  se entreabrían, turgentes, frescas, lujuriosas, fragantes…”
Volcán de deseo expresado con elegancia, con delicadeza, sin ordinariez. A lo largo de la lectura, se nos ofrece un ejercicio narrativo en el que el lector sensible no  sentirá contrariedad por la exhibición de cargos, nobleza o jactancia del protagonista.
La narración de determinadas situaciones, está elaborada de forma que sintamos como normal, lo que en otras circunstancias no tomaríamos como tal:
“Y celebramos nuestra bodas con siete copiosos sacrificios que ofrecimos a los dioses como el triunfo de la vida”. Exhibición de facultades, descrita de forma amable.

Como  ocurriera en  Sonata de otoño la muerte -en esta ocasión es una monja- sirve de fondo al erotismo, quizás como símbolo de lo efímero de la conquista y la inconsistencia del amor jurado. La inmolación del coloso negro, ya reseñada en la anterior entrada  –otra vez la muerte –  se nos antoja  capricho cruel e inútil, de la todavía niña -a pesar de su edad real- Chole, herida en su honor por la crueldad de su padre, el general Diego Bermúdez.  Estamos ante una muestra , de otra forma de “conquista” que sí deja un regusto amargo que nos acerca más a la Niña Chole.
En unas  líneas la pluma de Valle Inclán  hace aflorar en el lector contradictorios sentimientos.

Me he permitido dar nombre a la entrada con la novela de Jane Austen, pasada al cine en 1995, tal vez por lo que tiene de relaciones -en este caso familiares- basadas en la hipocresía. O.... simplemente porque me gustó el título


                   





14 comentarios:

pancho dijo...

El Marqués cambia de registro en cuanto ve a la protagonista a la sombra de una pirámide. Se le olvida la desesperación de la soledad por los amores perdidos, olvidados en su lugar de origen. Esta pareja de frases que seleccionas es gloriosa.

Un abrazo.

Ele Bergón dijo...

Paco, llevas toda la razón en eso de que no hacemos caso al profe y no vemos más allá la profundidad de la lectura. Eso es el saber leer, que no siempre es fácil.

Muy buen apunte por tu parte lo de la muerte. A mi también me impresionó las muerte tan cerca de la vida.

Reconozco que a mi me cuesta mucho analizar, lo veo todo en conjunto, y un poco me resisto a ello,sobre todo en poesía y como en este caso en esta prosa póeta que son al fin las Sonatas, pero reconozco que con el anális, al igual que pasa con los cuadros, la obra maestra gana.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

Sí, sí obedecemos al profe. Lo que pasa que luego las musas se van por donde les da la gana. Y nuestras musas son musillas, algo locuelas.

Es verdad, la historieta de los amoríos es lo de menos. Las palabras de Valle son poesía en prosa y así hay que tratarlas. Me resisto a profanar el texto con mis palabras; por eso procuro simultanearlas con las aténticas, que son una joya lingüística.

Con el análisis, como dice Ele, el texto gana mucho. Se ven las pinceladas, soberbias pinceladas.


Besos, Paco.

Marina dijo...

"Sentido y sensibilidad" Me encantó esa peli, creo haberla visto varias veces. Ya sé que es romántica y dulzona...pero no tanto. Bueno el caso es que me encantó.
Besos

Merche Pallarés dijo...

"Como en la Sonata de otoño, la muerte--en esta ocasión de una monja--sirve de fondo al erotísmo..."
¿Qué monja, querido Paco? ¡¿No te referirás a Concha?! Porque de monja nada de nada, monada. Besotes, M.

Myriam dijo...

Tienes mucha razón: la prosa de Valle-Inclán es ¡¡magnífica!!. Me sorprende -pensando en la época en que escribió esta Sonata- hasta donde se atrevió a llegar y la forma tan plástica, colorida y perfumada en que lo hizo.

Como Merche, tampoco entiendo lo de la monja en la Sonata de Otoño. La Niña Chole estaba -como bien dices- herida en su honor, pero también en su integridad como persona.

Un beso

Paco Cuesta dijo...

Merche y Myriam.
Intento de aclaración:

"Las campanas del convento tocaron a misa y la Niña Chole quiso oírla...." "En el fondo de la iglesia sobre un negro paño rodeado de cirios estaba el féretro de una MONJA".

El "toque de agonía" con el que comenzaron los "siete copiosos sacrificios", era por la monja cuyo funeral se celebra dos capítulos después.
Lo siento, igual me he liado demasiado.
Un abrazo. Paco

Merche Pallarés dijo...

Gracias Paco, ahora sí que recuerdo ese pasaje pero, admito, que en su momento lo obvié y lo tenía olvidado en el trastero de mi subconsciente... Besotes, M.

Myriam dijo...

¡jajajajaja! ¡¡Gracias por tu explicación: ni me acordé, mejor dicho, no presté la más remota atención a ese pasaje en la Sonata de Estío, tan centrada en la exuberante Niña Chole como estaba!!

Muy interesante que lo taigas a cuento, porque ahora que lo pienso al leerte, resalta y contrasta mucho la contradicción de la monja muerta con la viva exuberancia de la Niña Chole.

Besos

Asun dijo...

PACO, vengo a darte las gracias por tus cariñosas palabras en mi última entrada.

Un abrazo

matrioska_verde dijo...

y tú, como buen alumno que eres, vas más allá del argumento estricto y nos aportas tu visión interesante sobre la sonata.

biquiños,

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Pues te has permitido muy bien, al igual que al no hacerme caso.
Pero me temo que Austin construía un ambiente menos erótico que el de Valle...

Estrella dijo...

Ya se veía que esta Niña Chole era un volcán en ebullición ¿Qué experiencias y qué vivencias habrán hecho de ella una mujer tan ´cruel? No quiero ni imaginármelo.

Saludos, Paco.

Gelu dijo...

Buenos días, Paco Cuesta:

Muy bien titulada tu entrada.
La hipocresía, en los ricos, vemos que es una conducta generalizada. Como bien dice el Marqués, casi al comienzo, ...”...haría como las gentiles marquesas de mi tiempo que ahora se confiesan todos los viernes, después de haber pecado todos los días”.
Del capítulo de la Misa de difuntos, pág. 134-135 podemos ver las costumbres en los funerales conventuales, aunque en este caso tuvo un final sangriento.

Abrazos.

P.D.: Esa película

le encantaba a mi hermana, ...y a mí. Tengo el libro de Jane Austen, -de una edición bastante reciente, con unas tapas muy bonitas- que ella me dejó. El futuro de las mujeres, -con ‘alguna posición’- dependía de encontrar un marido que pocas veces elegían ellas.