El hombre de La Mancha» Paloma San Basilio y José
Sacristán
Al ser el tal Avellaneda el escritor que continua la primera parte cervantina, hecho por otra parte
frecuente en la literatura medieval que tuvo
continuación en los libros de caballería como él mismo justifica en el
prólogo: “solo digo que nadie se espante de que salga de diferente autor esta
segunda parte, pues no es nuevo proseguir una historia diferente sujetos”. Su segunda
parte no solo se presta, sino que resulta obligado, hacer un contraste con el
Quijote de Cervantes por cuanto que los personajes principales y la esencia de
la ficción le vienen impuestas.
Situados en este contexto, una de las cosas que llama la atención
en El Quijote apócrifo es la
eliminación de Dulcinea del Toboso, especialmente si recordamos, ya muy
avanzada la segunda parte (capítulo LIX) de “el auténtico” la defensa que de ella
hace don Quijote a preguntas de don Juan “Dulcinea se está entera y mis
pensamientos más firmes que nunca; las correspondencias en su sequedad antigua;
su hermosura en la de una soez labradora transformada”.
Cabe preguntarse las razones que
llevaron al tal Avellaneda a semejante decisión. Bien pudiera ser para mantener
la imagen de un hidalgo, loco sí, pero falto de ideales nobles. También, porqué
no, por la dificultad que suponía mantener la complicada figura de Dulcinea, la
creación no era suya y mantener a hidalgo y escudero ya suponía una buena dosis
de ingenio.
Los preparativos para la eliminación de Dulcinea no se hacen
esperar. Don Quijote, inquieto por recuperar un libro de caballería que sustituya a las lectura piadosas impuestas por el cura, trata de convencer a Sancho para volver al “militar
exercicio” y aquí, apenas iniciado el relato (capítulo II de la segunda parte
del licenciado Avellaneda) se anuncia ya la eliminación: “y a ver si en otra (dama) hallo
mejor fe y mayor correspondencia”. Y el comienzo de nuevas aventuras
renunciando a lo irrenunciable en un caballero: una dama a quien ofrecer sus victorias.
El Caballero de la triste figura es ahora El Caballero Desamorado. Sus actos
pierden idealismo limitados a locuras y extravagancias.
En modo alguno es comparable Dulcinea con Bárbara. El don Quijote
cervantino tiene con Dulcinea un amor idealizado y desinteresado. El Caballero
Desamorado, en su desequilibrada mentalidad, ve a la reina Zenobia como una
dama a la que, por las leyes de caballería, está obligado ayudar.
El licenciado Avellaneda cambia a Aldonza Lorenzo la soez labradora por Bárbara la de la cuchillada; ideales por
obligaciones; podemos hacer conjeturas pero nunca sabremos la reazón del cambio.
2 comentarios:
En efecto, es difícil comprender la verdadera razón del cambio.
Aventuro una: este don Quijote resalta más su locura, sin ambigüedades ni matices. Dulcinea está llena de matices...
Tal vez a Avellaneda le disgustaba un personaje que existe y no existe a la vez. Una mujer en la niebla.
Un abrazo, Paco.
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