Al tratarse el Quijote apócrifo de una continuación,
necesariamente, muchas de sus características en cuanto a concepción y estilo,
deben de mantenerse, ya que personajes y
raíz de la obra por ejemplo, vienen impuestos desde la primera parte del
Auténtico. Por eso, llama la atención del lector la eliminación de Dulcinea del
Toboso. Sabido es que caballero que se precie, debe tener una dama a quien
ofrecer sus aventuras como consta en los libros de caballería.
Profundizando
algo más y contrastando como venimos haciendo ambas obras vemos que el don
Quijote cervantino presenta una locura de doble personalidad (Valdovinos; I,
cap. V o Reinaldos de Montalbán; I cap. VII) hasta el capítulo VII de la
primera parte. A partir de esta el recurso de la doble personalidad muy
socorrido en temas de locura queda abandonado y don Quijote será solo don
Quijote. Del mismo modo en el entorno de esos primeros capítulos el don Quijote de Cervantes hace gala de alusiones al Romancero que también olvidará. Avellaneda por el contrario, continua con un protagonista loco y con
desdoblamientos de la personalidad a lo largo de toda la obra, y exaltando la
fantasía de don Quijote acudiendo a figuras y episodios del Romancero; valga como ejemplo el episodio del melonero (cap. VI) en el que nuestro apócrifo protagonista recita romances de rey don Sancho se cree herido por Vellido de Olfos y
convierte a Sancho en Diego Ordóñez. Avellaneda quiere mantener a don Quijote simplemente como loco y a Sancho como tragón para contrarrestar la avalancha cervantina.
Nada hay nada al azar por tanto en el Segvndo
tomo del ingenioso hidalgo don Qvixote de la Mancha, compuefto por el
Licenciado Alonso Fernandez de Avellaneda, natural de la Viila de Tordefillas. Era
necesario rendir homenaje a esta Segunda parte en su 400 aniversario, así lo
hacemos, y… su lectura da para mucho más.
4 comentarios:
Y buen homenaje le hemos rendido a don Quijote, quijotesco Paco.
Un simple y un loco loco. Como dijo Pedro en el Museo del Libro: don Quijote no juega, no sueña. Es un loco sin más, al manicomio con él. Que no puede ir por esas tierras de la monarquía austriaca un hidalgo metido en romances...y que los vive.
Un abrazo, Paco.
En cierto modo, con esta lectura se le hace un nuevo homenje a Cervantes.
Un abrazo
Avellaneda, en el fondo, demuestra no ser dueño de sus personajes. Tiene en la cabeza el préstamo/usurpación, por eso no puede llevarlos a otro lugar que a la primera lectura cervantina. Le faltan el resto de las capas. Solo Cervantes podía hacerlos crecer desde dentro.
Gracias, de nuevo, por sumarte a esta locura.
Buenas noches, Paco Cuesta:
Las metas de Cervantes y de Avellaneda eran diferentes. También muy distintos tenían que ser los escritores, y los personajes que salieran de sus plumas.
Abrazos
Publicar un comentario