Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

viernes, 7 de noviembre de 2014

Doble personalidad. El Quijote apócrifo, Alonso Fernández de Avellaneda


Al tratarse el Quijote apócrifo de una continuación, necesariamente, muchas de sus características en cuanto a concepción y estilo, deben de mantenerse, ya que personajes y  raíz de la obra por ejemplo, vienen impuestos desde la primera parte del Auténtico. Por eso, llama la atención del lector la eliminación de Dulcinea del Toboso. Sabido es que caballero que se precie, debe tener una dama a quien ofrecer sus aventuras como consta en los libros de caballería.

Profundizando algo más y contrastando como venimos haciendo ambas obras vemos que el don Quijote cervantino presenta una locura de doble personalidad (Valdovinos; I, cap. V o Reinaldos de Montalbán; I cap. VII) hasta el capítulo VII de la primera parte. A partir de esta el recurso de la doble personalidad muy socorrido en temas de locura queda abandonado y don Quijote será solo don Quijote. Del mismo modo en el entorno de esos primeros capítulos el don Quijote de Cervantes hace gala de alusiones al Romancero que también olvidará. Avellaneda por el contrario, continua con un protagonista loco y con desdoblamientos de la personalidad a lo largo de toda la obra, y exaltando la fantasía de don Quijote acudiendo a figuras y episodios del Romancero; valga como ejemplo el episodio del melonero (cap. VI) en el que nuestro apócrifo  protagonista  recita romances de rey don Sancho se cree herido por Vellido de Olfos y convierte a Sancho en Diego Ordóñez. Avellaneda quiere mantener a don Quijote simplemente como loco y a Sancho como tragón para contrarrestar la avalancha cervantina. 


Nada hay nada al azar por tanto en el Segvndo tomo del ingenioso hidalgo don Qvixote de la Mancha, compuefto por el Licenciado Alonso Fernandez de Avellaneda, natural de la Viila de Tordefillas. Era necesario rendir homenaje a esta Segunda parte en su 400 aniversario, así lo hacemos, y… su lectura da para mucho más.

4 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Y buen homenaje le hemos rendido a don Quijote, quijotesco Paco.

Un simple y un loco loco. Como dijo Pedro en el Museo del Libro: don Quijote no juega, no sueña. Es un loco sin más, al manicomio con él. Que no puede ir por esas tierras de la monarquía austriaca un hidalgo metido en romances...y que los vive.

Un abrazo, Paco.

Kety dijo...

En cierto modo, con esta lectura se le hace un nuevo homenje a Cervantes.

Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Avellaneda, en el fondo, demuestra no ser dueño de sus personajes. Tiene en la cabeza el préstamo/usurpación, por eso no puede llevarlos a otro lugar que a la primera lectura cervantina. Le faltan el resto de las capas. Solo Cervantes podía hacerlos crecer desde dentro.
Gracias, de nuevo, por sumarte a esta locura.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Paco Cuesta:

Las metas de Cervantes y de Avellaneda eran diferentes. También muy distintos tenían que ser los escritores, y los personajes que salieran de sus plumas.

Abrazos