Leer es peregrinar con
la imaginación hacia cualquiera de los mundos y situaciones posibles sean estos
tangible o intangibles. No ha mucho tiempo y con La sonrisa robada como guía viajamos hacia algunas ciudades
alemanas (Flensburg, Stettin…) siguiendo el rastro de la caída del Imperio
Nazi. En esa ocasión nuestros cicerones se sirvieron para las grandes
distancias del avión. En Sefarad los
largos trenes que atraviesan Europa con destino a Auschwitz, Mauthausen y
Bergen-Blesen se constituyen en símbolo del destierro y de la narración misma.
Los viajes en tren,
particularmente cuando los asientos estaban enfrentados, eran generadores de
historias muy semejantes a las que personajes de ascendencia española narran en
la novela referidas no solo a la Segunda Guerra Mundial, sino también a la
realidad del exilio republicano “en los viajes se escuchan y se cuentan
historias de viajes”, (Copenhague).
Esta referencia a la
ascendencia española de los personajes, definida ya en el título, resulta útil por
cuanto que el Holocausto se narra en Sefarad
desde identidades de diversas procedencias pero raíz sefardí en clara referencia al exilio español: Camille
Pederson-Safra por ejemplo dice haber nacido en Francia de una familia judía de
origen sefardí. Isaac Salama, tiene también antecedentes variados: húngaro,
español, y judío español en Marruecos. Primo Levi químico de formación e
intelectual de vocación era así mismo italiano de origen sefardí.
La voz narrativa que
revive la historia del teniente de la División Azul rodeado de oficiales
alemanes, recuerda la escena de un baile en una ciudad remota de Estonia: “me
gustaría inventar que la mujer pelirroja era de origen sefardí y que le dijo algunas
palabras en ladino”, (Narva). No hay duda de que con la estrategia de poner este deseo en boca del narrador el autor define la
intencionalidad de la novela.
El viaje el tren y el
destierro en sus múltiple facetas, sirven de enlace a tiempo, países y
personajes de un relato aparentemente disperso y sin relación que resulta
cohesionado mediante una forma de narrar aventurada y nueva utilizando la
digresión para eliminar fronteras entre sucesos dispares. Así, el autor propone al lector una dimensión universal y más amplia del
exilio.
3 comentarios:
Qué bien visto, Paco: un cruce de voces narradoras en una Europa surcada de trenes cargados con historias de individuos arrasados por la historia.
Por eso, AMM merece el Premio Nobel, por la universalidad que le da al tema del destierro, a la ignominia de las guerras, a las dictaduras.
Es un libro que sin duda alguna mueve a la reflexión profunda y a la acción. Por eso, porque la Guerra, cualquier Guerra, es inaceptable en pleno siglo XXI, nos estamos moviendo activamente aquí, en Israel, por la Paz (Por ejemplo el grupo: "Mujeres por la Paz", al cual pertenezco) y lograr una solución de Dos Estados, aunque es temprano para decirlo, se está negociando a puertas cerradas y las negociaciones, son serias.
Excelente comentario, Paco.
Un abrazo
Buenos días, de acuerdo con tus palabras.
Un abrazo
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