Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 1 de abril de 2015

Mensajes en El héroe discreto de Mario Vargas Llosa


Recientemente RTVE en La noche temática puso en antena el programa Atención: mensaje subliminal en el que  plantea qué hay de realidad y de leyenda urbana en los mensajes subliminales, y si los poderes económicos, políticos y mediáticos pueden manipular nuestra voluntad a través de mensajes que funcionan por debajo del umbral de la consciencia. No pretendo entrar en tema tan cuestionado, solamente señalar que no es precisa la sublimación para dejar mensaje como podemos apreciar tras la lectura de El héroe discreto. Quizás más que de mensajes pudiera hablarse en esta novela de como Vargas Llosa expone realidades.
Un ejemplo interesante la tenemos en la figura de Pepín O’ Donovan joven estudiante “nunca uno de esos chicos beatitos que comulgaban en todas las misas del colegio”, deportista, alegre, comprometido en la Acción Católica pero no muy devoto ni interesado en charlas vocacionales. Pepín, el cura, sigue siendo una persona simpática, sencilla, culta y sensible que en vez de medrar en la iglesia prefiere una parroquia modesta a enseñar en la Universidad.
Esta propuesta de la función de la iglesia encuentra su contraste en los fenómenos pararreligiosos de una sociedad que va dejando atrás la ortodoxia cuyo referente es Adelaida poseedora de un don-desgracia. Al hilo de este personaje y por su mediación tenemos una auténtica crítica a brujos curanderos santones y chamanes: “Son unos embusteros, la gran mayoría al menos” –afirma Adelaida. “Era curioso que una mujer con esos dones, capaz de anticipar el porvenir  de ciertos hombres y mujeres, fuera tan descreída sobre los poderes curativos de otras personas” –piensa Felícito.  
Comenzaba este comentario haciendo -no en vano- alusión a un medio de comunicación; que también los medios tienen su tratamiento específico en los mensajes implícitos de El héroe discreto. Y es que la intrusión de prensa, radio y televisión en la vida de las personas es algo que aun actual viene de lejos especialmente si hay de por medio desgracias o historias morbosas que den lugar -código deontológico aparte- a chismes calumnias y vilezas. Tenemos buena muestra del dicho periodístico: “no dejes que una buena noticia estropee un gran artículo” en cuanto acontece entorno al matrimonio de Ismael Carrera y Armida que: “habían pasado a ser el gran entretenimiento de la ciudad en que eran bañados de mugre impresa, radial y televisiva”.
Para no pecar de excesivamente crítico optaré para terminar (gracias si has llegado hasta aquí) por el mensaje sobre arte. Entre Delacroix, Boticelli, Goya o Mondrian, tomo como referencia el art decó de Tamara Lempicka con la sola intención de resaltar la “emoción, nostalgia y gratitud” de Rigoberto ante los lienzos de Tamara poblados de “lujuria congelada solo en apariencia, porque en la imaginación y sensibilidad de un atento espectador la inmovilidad escultórica del lienzo desaparecía”Tamara Lempicka combinando los colores  del Art Deco con técnicas cubistas y una pincelada pulida y preciosista, obtuvo en 1927 el primer premio en la Exposición Internacional de Burdeos por su cuadro Kizette en el balcón. En sus lienzos está la huella  de  Botticelli y maestros del Quattrocento, pero es en  el Art Deco donde una mujer excepcionalmente libre haría época como retratista.
Los abogados, la policía, la Biblia, la relación padres-hijos… Tienen su “aquel” en El héroe discreto de Mario Vargas Llosa.


3 comentarios:

Myriam dijo...

Tototalmente de acuerdo contigo, Paco. Muy interesantectu entrada, que bueno que tomaste este tema!.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Y tanto que tienen su aquel. Me gusta esta forma de aproximarte a cosas que no son el argumento de la novela y que enriquecen en un abanico muy amplio la mirada de Vargas Llosa.

Abejita de la Vega dijo...

Muchos temas salen en esta novela, aparte de la heroicidad discreta. Religión, racismo, progreso que no llega a todos, relaciones padre-hijos, relaciones hombre mujer con muchísimo machismo, sexualidad...Incluso el diablo.

Temas que se cruzan bien a la luz, no subliminales. Y el tema de todos los escritores: él mismo.
Besos, Paco.