Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 18 de octubre de 2017

DESENGAÑOS AMOROSOS


Desengaño.- “Quitar esperanzas e ilusiones” (Acepción 2 DLE).

No descubro nada al afirmar que gran parte del éxito de la comedia y novela del XVII se fundamentaba en “el final feliz”. Tales obras tenían a juicio de los moralistas poca finalidad ejemplar y mucho de complacencia al vulgo, razón por la cual fue suspendida la concesión de licencias para imprimir de 1625 a 1634. María de Zayas (o más bien su editor) salvado ya (1637) este periodo utiliza el término «novela», posiblemente por razones comerciales, en la portada de la primera serie pero cambia el concepto en el interior: “contasen dos maravillas que con ese nombre quiso desempalagar al vulgo de las novelas…,”. Lo cortés no quita lo valiente y así la segunda parte se intitula: Desengaños amorosos huyendo desde la portada del tópico de la felicidad necesaria y del malhadado término.

Parece interesante una consideración: de las veinte obras contenidas en Novelas, y Desengaños, solo cinco terminan en matrimonio de los protagonistas principales: El imposible vencido, El juez de su causa, La burlada Aminta, El desengaño amando y Al fin se paga todo. En las tres últimas la boda tiene lugar con un segundo pretendiente tras el desengaño con el primero. En Novelas el resto de protagonistas termina huyendo, o buscando la forja de su seguridad entre los muros de un convento. En Desengaños y de ahí la referencia al DEL, nadie se salva. Las diez novelas se cierran con la muerte o ingreso en un convento de sus protagonistas.

El amor con el añadido de cierto contenido erótico (silo XVII) leitmotiv de Novelas, y Desengaños, muestra a la mujer como un ser pasional, fiel, con gran sentimiento del honor y frágil ante la promesa de matrimonio, en tanto que el hombre solo busca el deseo, que, una vez satisfecho le causa hastío.

El grito de María de Zayas tiene, a mi juicio, un propósito, «sí ejemplar» en el sentido de reivindicar la honra de la mujer tratada como objeto por el sexo opuesto, opuesto también a la igualdad cultural  y mostrar cómo incluso el adulterio en la mujer (en el hombre carecía de consecuencias) puede, en determinados casos no ser sino una apariencia equivocada:

¡Ay hombres! Y ¿por qué, siendo hechos de la misma masa y trabazón que nosotras, no teniendo más nuestra alma que vuestra alma, nos tratáis como si fuéramos hechas de otra pasta, sin que os obliguen los beneficios que desde el nacer al morir os hacemos? (Desengaños, pág., 51).

María de Zayas –entiendo– busca dejar constancia de como la mujer de su tiempo pertenece a un grupo sometido, observante y resignado que en consecuencia padece la injusticia de una serie de condicionantes sociales. Por la magia de la lectura pretende la comunión de las féminas uniéndose a ellas para, sino poner coto, si remediar la injusticia.


En este contexto entiendo el mensaje de Novelas y Desengaños.

4 comentarios:

Myriam dijo...

Hay mucha pedagogia y denuncia en las novelas de María Zayas de Sotomayor.

Un abrazo, desde el Cono Sur
Entre Montevideo y Buenos Aires.

Ele Bergón dijo...

Paco, solo he leído la de "Aventuarse perdiendo" y es verdad que el final es esperanzador, no sin antes aleccionarnos de lo que suponen los condicionantes sociales, la culpa y en especial y el dolor al que nos lleva la pérdida, pero el amor es terco, eso también nos lo dice doña María . El final esperanzador. En muchas ocasiones, no nos gusta la realidad y dejamos que nos engañen para mentirnos a nosotros mismos.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Excelente perspectiva. Cuánto debió sufrir una mujer tan inteligente como ella en una época en la que la mujer era nada.

Abejita de la Vega dijo...

María de Zayas abrió los ojos a las jóvenes lectoras pero la dura realidad era la de un padre y marido tirano del que no podían escapar. Tal vez las novelas fueron un arma para enfrentarse a la tiranía o tal vez la rebeldía escondida las hizo sufrir aún más. Los curas clamarían en los confesionarios o en las misas. Está claro que María de Zayas estaba protegida por su estatus social. Como tú dijiste: la podían quemar viva.
¡Feminista Paco!
Besos y abrazos