Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

miércoles, 29 de diciembre de 2010

El Tiovivo



El niño enarbolaba su ficha de plástico seguro ya de cabalgar sobre el imponente caballo blanco -"Centella" ponía en su costado- el aullido de la sirena y la velocidad del carrusel disminuían: un sonrosado y alegre cerdito  paró insinuante  frente a él.
-¡Ese no quiero! gritó, con lágrimas apenas contenidas.
Cual te gusta, apaciguó una voz femenina.
-¡El blanco mamá, el blanco!

Al otro lado, junto a la taquilla origen del regocijo de la chiquillería, una joven pareja se regalaron una mirada y un beso.

-No es lo mismo.
-¿Qué no es lo mismo…..?
-Ves aquella pareja, la que está junto a la taquilla.
-¡Son jóvenes!

Nunca entendería ese razonamiento. El tiempo cambia las cosas, la fisonomía, el modo de vestir, incluso los hábitos alimentarios -con matices- pero los sentimientos, los sentimientos no cambian, no debían de cambiar. Las mujeres con la maternidad reparten sus afectos y eso es entendible, pero después, cuando los hijos se van, ¿Por qué no vuelven al estado anterior?
Si hay algo que me molesta es una pareja “normal” –buenos días, has dormido bien, que hay para comer….

-Son jóvenes, son jóvenes. ¡Se quieren y son jóvenes! Contestó.

Lo que más le dolió fue la risa.
-¿Te imaginas los dos peinando canas y haciéndonos arrumacos junto al tiovivo?

Todavía a lomos de “Centella” y con el sonido de la sirena amortiguado, el niño, con el dedo emulando a Colón señaló: ¡el tren!
Quedamos que un solo viaje. Sonrió y comenzó a sacar el monedero.

La imagen difuminada por el humo procedente del otro lado de la sartén preguntó: que le pongo churros o buñuelos.
-¿Puede ser mitad y mitad? Dijo ella mientras se apretaba más sobre el brazo de su marido.
-Por supuesto. Se los pondré en dos cucuruchos, todos están recién hechos.


Varias décadas de convivencia dan para mucho, debieran bastar; en el fondo él tiene razón. Mis sentimientos  están ahí son mios  pero me siento extraña mostrándolos  en público -y hasta en privado- tal vez un problema de formación, falso pudor, seré  poco moderna. No sé.

No es lo mismo, pensó él, no es lo mismo, pero sin Ella nada hubiera sido posible.

13 comentarios:

Marina dijo...

Nada hubiera sido posible. Ni el caballito blanco, ni el humo de los churros-buñuelos, ni el sentir su mano apretada al brazo abrigado...

Me encantan los buñuelos.

Besos.

Te pongo mi correo, el cual hago público por primera vez, porque seguro que Begoña lo ha perdido.
¡Esta chica tuya me hace hacer unas cosas!!

mhernandezm7@gmail.com (acabaré por ponerlo en el blog je je)

Merche Pallarés dijo...

Bonito homenaje a Begoña. ¡Feliz 2011 querido Paco! Muchos besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

A besarse, sea la edad que sea. Hubo un tiempo en el que, sobre todo a los hombres, nos cortaron la expresión de los afectos. Ya es hora de que besemos a nuestras parejas al pie del tiovivo, tengamos la edad que tengamos.

Manolo dijo...

Soy de los que no cree que haya que reprimir la expresión del afecto, se tenga la edad que se tenga.
Un abrazo

pancho dijo...

Las feromonas se apaciguan y las efusiones merman, eso no quiere decir que lo haga el cariño.

¡Vaya manejo del diálogo! Sigue con tus relatos tan estupendos.

Féliz año para ti y todos los que llegan por tu casa.

matrioska_verde dijo...

A mí me gustan todas las demostraciones de cariño a cualquier edad, nada me parece obsceno, y menos unas canas, con más derecho, me digo yo. Siempre con decoro, eso sí.
¡Que bonitos los tiovivos! ¡Y que ricos esos churros de feria!

Biquiños y mis mejores deseos para el año que viene.

Abejita de la Vega dijo...

Mitad de churros y mitad de buñuelos. Así debe ser siempre.

Besos y feliz año.

Unknown dijo...

Lo que hubiera dado yo por dar el primer beso a los pies de un tiovivo.
Un abrazo

Gelu dijo...

Buenos días, de nuevo, Paco Cuesta:

He intentado enviarte un comentario, y he dado dos veces a publicar, pero no sé si ha pasado.

Saludos.

Gelu dijo...

Buenos días, de nuevo, Paco Cuesta:

Bonita fotografía. Recuerdo las barracas -por San Pedro- en el Paseo de la Quinta; y por San José, en marzo, un tiovivo y puesto de churros junto a la antigua Casa de Socorro, pero...¡un carrusel en la Plaza Mayor, en diciembre!.
No me extraña que el Papá Noel se haya acercado, y quiera cambiar sus renos por un caballito.
Estupendo tu relato de las diferentes personas y sus deseos.
Y para vosotros, para Begoña y para ti, esta canción

Lady Laura


¡FELIZ AÑO NUEVO - 2011, para todos!

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

ayyyyy!!!!!! como se pierdan los besos ¿que nos quedará??? un abrazo amigo y feliz año

MIMOSA dijo...

¿Por qué hacemos tan complicado ser simplemente seres humanos? Lo más hermoso que poseemos son los sentimientos y de entre ellos el mejor, el amor, entonces dejemos verter esos besos sea cual sea la edad.
Precioso carrusel.
Un abrazo

Myriam dijo...

Pues... ¡A Abrazarese y a arrumacarse! Tienen todo el año nuevo para ello.
Felicidades.