Recientemente RTVE en La
noche temática puso en antena el programa Atención:
mensaje subliminal en el que plantea
qué hay de realidad y de leyenda urbana en los mensajes subliminales, y si los
poderes económicos, políticos y mediáticos pueden manipular nuestra voluntad a través de mensajes
que funcionan por debajo del umbral de la consciencia. No pretendo entrar en
tema tan cuestionado, solamente señalar que no es precisa la sublimación
para dejar mensaje como podemos apreciar tras la lectura de El héroe discreto. Quizás más que de
mensajes pudiera hablarse en esta novela de como Vargas Llosa expone realidades.
Un ejemplo interesante
la tenemos en la figura de Pepín O’ Donovan joven estudiante “nunca uno de esos
chicos beatitos que comulgaban en todas las misas del colegio”, deportista,
alegre, comprometido en la Acción Católica pero no muy devoto ni interesado en
charlas vocacionales. Pepín, el cura, sigue siendo una persona simpática,
sencilla, culta y sensible que en vez de medrar en la iglesia prefiere una
parroquia modesta a enseñar en la Universidad.
Esta propuesta de la
función de la iglesia encuentra su contraste en los fenómenos pararreligiosos
de una sociedad que va dejando atrás la ortodoxia cuyo referente es Adelaida
poseedora de un don-desgracia. Al hilo de este personaje y por su mediación
tenemos una auténtica crítica a brujos curanderos santones y chamanes: “Son
unos embusteros, la gran mayoría al menos” –afirma Adelaida. “Era curioso que
una mujer con esos dones, capaz de anticipar el porvenir de ciertos hombres y mujeres, fuera tan
descreída sobre los poderes curativos de otras personas” –piensa Felícito.
Comenzaba este
comentario haciendo -no en vano- alusión a un medio de comunicación; que
también los medios tienen su tratamiento específico en los mensajes implícitos
de El héroe discreto. Y es que la
intrusión de prensa, radio y televisión en la vida de las personas es algo que aun actual viene de lejos especialmente si hay de por medio desgracias o
historias morbosas que den lugar -código deontológico aparte- a chismes calumnias
y vilezas. Tenemos buena muestra del dicho periodístico: “no dejes que una buena noticia estropee
un gran artículo” en cuanto acontece entorno al matrimonio de Ismael Carrera y
Armida que: “habían pasado a ser el gran entretenimiento de la ciudad en que
eran bañados de mugre impresa, radial y televisiva”.
Para no pecar de
excesivamente crítico optaré para terminar (gracias si has llegado hasta aquí)
por el mensaje sobre arte. Entre Delacroix, Boticelli, Goya o Mondrian, tomo
como referencia el art decó de Tamara
Lempicka con la sola intención de resaltar la “emoción, nostalgia y gratitud” de
Rigoberto ante los lienzos de Tamara poblados de “lujuria congelada solo en
apariencia, porque en la imaginación y sensibilidad de un atento espectador la
inmovilidad escultórica del lienzo desaparecía”. Tamara Lempicka combinando los
colores del Art Deco con técnicas cubistas y una pincelada pulida y
preciosista, obtuvo en 1927 el primer premio en la Exposición Internacional de
Burdeos por su cuadro Kizette en el
balcón. En sus lienzos está la huella de Botticelli y maestros del Quattrocento, pero
es en el Art Deco donde una
mujer excepcionalmente libre haría época como retratista.
Los abogados, la
policía, la Biblia, la relación padres-hijos… Tienen su “aquel” en El héroe discreto de Mario Vargas Llosa.
3 comentarios:
Tototalmente de acuerdo contigo, Paco. Muy interesantectu entrada, que bueno que tomaste este tema!.
Besos
Y tanto que tienen su aquel. Me gusta esta forma de aproximarte a cosas que no son el argumento de la novela y que enriquecen en un abanico muy amplio la mirada de Vargas Llosa.
Muchos temas salen en esta novela, aparte de la heroicidad discreta. Religión, racismo, progreso que no llega a todos, relaciones padre-hijos, relaciones hombre mujer con muchísimo machismo, sexualidad...Incluso el diablo.
Temas que se cruzan bien a la luz, no subliminales. Y el tema de todos los escritores: él mismo.
Besos, Paco.
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