El juicio final, puerta de la Coronería
Pasado el “puente” de Carnaval, el edificio de la estación, sobrado de volumen y frialdad vanguardista común en las nuevas estructuras, tan triste, tan falto de humanidad dejaba poco lugar a la imaginación. Por faltar, le faltaba hasta la pincelada pintoresca de los presuntos esperantes que al calor del patio de taquillas aguardan a nadie hasta que llega la hora de la comida y vuelven a casa. ¿Y si fuera esa la razón de las nuevas formas y ubicaciones?
Una
pareja en trance de arrumacos; dos viajantes solitarios, uno Tablet en mano, otro agenda en ristre repasan las operaciones del día. En la butaca corrida un iPhone 6 se prolonga hasta señora
moderna, de buen ver, con bolsa Lacoste
Life is a Beautiful Sport. En la mesa que completa el “attrezzo” de la
cafetería: café con leche, “pulguita” de jamón y queso, el amigo libro de cada
viaje y la maleta de cabina. Habían quedado media hora antes de la salida del
tren. Por primera vez llegaba, mochila en ristre, triunfante de puntualidad:
-¿He llegado sobrao!
-¿Quieres café con un bocadito?
-Una caña ¿porfa!
-¡Pídetela! Yo pago, no hay servicio de
mesas.
-¡El
alcalde de Zalamea! La representó el grupo de teatro
de la facultad el año pasado, después vi la versión de Estudio
1. Ese alcalde era un tío legal, hizo justicia a un chulito con uniforme.
-Visto así… También podría pensarse en que Pedro Crespo incurre en contradicción. ¿Recuerdas lo que pide al capitán?
¿Qué os pido? Un honor os pido
Que me quitaste vos mesmo;
partiendo de que el honor es patrimonio de alma, la
afrenta a su hija no afectaba a la virtud -cualidad íntima de la persona- y por
tanto sólo ante Dios debiera responder, bien puede pensarse entonces que tras la
negativa del capitán, no respondió ante ÉL, sino ante los hombres.
-Entonces: fue venganza o fue justicia. En su puesto, ante la deshonra de Isabel, ¿tú,
qué harías?.
-Ese es otro tema, la honra puede
quedar afectada en función de cómo desde fuera se admita o no la
pérdida de la virtud. Como persona la respuesta puede ser una con todas sus
consecuencias, pero la sociedad, representada por el alcalde, no puede actuar
del mismo modo.
-O sea, quieres decir que lo que
aparece como justicia es venganza.
-Calderón antes de ser ordenado
sacerdote estrena en los corrales de comedias y es de suponer que debe plegarse
en cierto modo a las exigencias del público que espera la representación de lo
deseable no de la realidad, y por eso convierte la venganza en justicia,
oponiéndose a que Juan mate a su hermana y al capitán para salvar la
honra.
-Y, si Pedro Crespo hubiera ocultado
los hechos dejando escapar al capitán, ¿no quedaría disipada la deshonra?
-¡Perfecto! Esa es la clave. Pedro
Crespo hace justicia sin que parezca venganza al anteponer la ley al honor y proclamar públicamente su deshonra con lo que el
prestigio familiar no queda gravemente dañado. Isabel se casa con Dios, Juan
inicia la carrera militar a la sombra de don Lope de Figueroa y Pedro es
nombrado alcalde perpetuo por el Rey. Todo de acuerdo con lo establecido en la mecánica teatral.
Tren
Alvia origen Madrid destino…
-Nos vamos, es el nuestro, voy a pagar, continuaremos a bordo.
-También podremos hablar de chicas ¿No?
-¡Vale!, y de chicos, que yo también
cuento. No sólo de literatura vive el estudiante.
Imagen de cabecera: El juicio final, Catedral de Burgos puerta de la Coronería.
Imagen de cabecera: El juicio final, Catedral de Burgos puerta de la Coronería.
En el dintel aparece la
representación del juicio final: en el medio del mismo está San Miguel con una
balanza pesando almas y distribuyéndolas. En este juicio final aparece una
división en buenos a la derecha de San Miguel (a la izquierda según se mira) y
malos a la izquierda (a la derecha según se mira). A la derecha aparecen
también dos personas civiles, que son o pueden ser las representaciones de las
dos clases sociales privilegiadas, también se atribuye que puedan ser
franciscanos, orden predominante en el Gótico. Se atiende a la iconografía popular con la
incorporación de un templete con puerta abierta que representa la entrada del
cielo.
8 comentarios:
Magnífico este comentario. Toda sociedad tiene sus normas y juega entre venganza y justicia, entre lo público y lo privado. En realidad, según la obra, don Álvaro se condena a sí mismo por rígido. No por violador: le hubiera bastado aceptar casarse con una villana...
Una historia real e intensa de alguien que ve la vida desde otro color
Leyéndote me he imaginado la escena: Pedro Crespo dejando escapar al capitán para tapar su deshonra, solo es deshonra si es pública, Celestina preparando su costurero reparador de virgos y don Mendo alegrándose de que se vayan los soldados porque por fin podrá casarse con la joven y rica labradora.
En esta peña nos encantan las ucronías. ¡Somos unos fanficeros de pro!
Cómo me gusta la puerta de la Coronería y su Juicio Final,con ese diablo que se lleva al malo de la oreja. La pesa de almas,los buenos y los malos. Ese esquema seguía funcionando en la época de Calderón,todo era absoluto,no había medias tintas.
Buena entrada,voto a Dios.
Besos, Paco.
Estoy de acuerdo con lo que dice Pedro,
de que Dn Alvaro se condenó por rígido, pero hay más:
para mi es clara su maldad: en su violencia; en sus artimañas manipulativas para lograr su cometido; en el uso, abuso y desprecio de una mujer, en haber infringido todas las leyes: las de la hospitalidad, las del Ejército, las de su casta. Todas. Y por esa maldad, se condena a sí mismo.
Un viaje en tren muy provechoso el de tu relato.
Besos
Buenos días, Paco Cuesta:
¿La pérdida de “la virtud”?
Solución propuesta, casar a la ultrajada con el violador a cambio de todo el patrimonio. Al rechazarlo el primer marido propuesto, la opción definitiva: el convento.
La víctima, ninguneada por todos.
Un abrazo
P.D.: Qué excelente trabajo en esa Puerta de la Coronería.
Recuerdos de un viejo amigo, querido Paco.
Me he acordado de todos vosotros en Madrid.
Un fuerte abrazo
http://cornelivs.blogspot.com.es/2016/04/maraton-de-madrid-cronica-fotografica.html
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