Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 18 de febrero de 2016

VENGANZA O JUSTICIA, EL JUICIO FINAL. El alcalde de Zalamea, don Pedro Calderón de la Barca



El juicio final, puerta de la  Coronería

Pasado el “puente” de Carnaval, el edificio de la estación, sobrado de volumen y frialdad vanguardista común en las nuevas estructuras, tan triste, tan falto de humanidad dejaba poco lugar a la imaginación. Por faltar, le faltaba hasta la pincelada pintoresca de los presuntos esperantes que al calor del patio de taquillas aguardan a nadie hasta que llega la hora de la comida y vuelven a casa. ¿Y si fuera esa la razón de las nuevas formas y ubicaciones?

Una pareja en trance de arrumacos; dos viajantes solitarios, uno Tablet en mano, otro agenda en ristre repasan las operaciones del día. En la butaca corrida un iPhone 6  se prolonga hasta señora moderna, de buen ver, con bolsa Lacoste Life is a Beautiful Sport. En la mesa que completa el “attrezzo” de la cafetería: café con leche, “pulguita” de jamón y queso, el amigo libro de cada viaje y la maleta de cabina. Habían quedado media hora antes de la salida del tren. Por primera vez llegaba, mochila en ristre, triunfante de puntualidad:

-¿He llegado sobrao!

-¿Quieres café con un bocadito?

-Una caña ¿porfa!

-¡Pídetela! Yo pago, no hay servicio de mesas.

El alcalde de Zalamea!  La representó el grupo de teatro de la facultad el año pasado, después vi la versión de Estudio 1. Ese alcalde era un tío legal, hizo justicia a un chulito con uniforme.

-Visto así… También podría pensarse en que Pedro Crespo incurre en contradicción. ¿Recuerdas lo que pide al capitán?

¿Qué os pido? Un honor os pido
Que me quitaste vos mesmo;

partiendo de que el honor es patrimonio de alma, la afrenta a su hija no afectaba a la virtud -cualidad íntima de la persona- y por tanto sólo ante Dios debiera responder, bien puede pensarse entonces que tras la negativa del capitán, no respondió ante ÉL, sino ante los hombres.

-Entonces: fue venganza o fue justicia. En su puesto, ante la deshonra de Isabel,  ¿tú, qué harías?.

-Ese es otro tema, la honra puede quedar afectada en función de cómo desde fuera se admita o no la pérdida de la virtud. Como persona la respuesta puede ser una con todas sus consecuencias, pero la sociedad, representada por el alcalde, no puede actuar del mismo modo.

-O sea, quieres decir que lo que aparece como justicia es venganza.

-Calderón antes de ser ordenado sacerdote estrena en los corrales de comedias y es de suponer que debe plegarse en cierto modo a las exigencias del público que espera la representación de lo deseable no de la realidad, y por eso convierte la venganza en justicia, oponiéndose a que Juan mate a su hermana y al capitán para salvar la honra.

-Y, si Pedro Crespo hubiera ocultado los hechos dejando escapar al capitán, ¿no quedaría disipada la deshonra?

-¡Perfecto! Esa es la clave. Pedro Crespo hace justicia sin que parezca venganza al anteponer la ley al  honor y proclamar públicamente su deshonra con lo que el prestigio familiar no queda gravemente dañado. Isabel se casa con Dios, Juan inicia la carrera militar a la sombra de don Lope de Figueroa y Pedro es nombrado alcalde perpetuo por el Rey. Todo de acuerdo con lo establecido en la mecánica teatral.

Tren Alvia origen Madrid destino…

-Nos vamos, es el nuestro, voy a pagar, continuaremos a bordo.

-También podremos hablar de chicas ¿No?

-¡Vale!, y de chicos, que yo también cuento. No sólo de literatura vive el estudiante.

Imagen de cabeceraEl juicio final, Catedral de Burgos puerta de la  Coronería.


En el dintel aparece la representación del juicio final: en el medio del mismo está San Miguel con una balanza pesando almas y distribuyéndolas. En este juicio final aparece una división en buenos a la derecha de San Miguel (a la izquierda según se mira) y malos a la izquierda (a la derecha según se mira). A la derecha aparecen también dos personas civiles, que son o pueden ser las representaciones de las dos clases sociales privilegiadas, también se atribuye que puedan ser franciscanos, orden predominante en el Gótico. Se atiende a la iconografía popular con la incorporación de un templete con puerta abierta que representa la entrada del cielo.

8 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Magnífico este comentario. Toda sociedad tiene sus normas y juega entre venganza y justicia, entre lo público y lo privado. En realidad, según la obra, don Álvaro se condena a sí mismo por rígido. No por violador: le hubiera bastado aceptar casarse con una villana...

Mi nombre es Mucha dijo...

Una historia real e intensa de alguien que ve la vida desde otro color

Anónimo dijo...

Leyéndote me he imaginado la escena: Pedro Crespo dejando escapar al capitán para tapar su deshonra, solo es deshonra si es pública, Celestina preparando su costurero reparador de virgos y don Mendo alegrándose de que se vayan los soldados porque por fin podrá casarse con la joven y rica labradora.

La seña Carmen dijo...

En esta peña nos encantan las ucronías. ¡Somos unos fanficeros de pro!

Abejita de la Vega dijo...

Cómo me gusta la puerta de la Coronería y su Juicio Final,con ese diablo que se lleva al malo de la oreja. La pesa de almas,los buenos y los malos. Ese esquema seguía funcionando en la época de Calderón,todo era absoluto,no había medias tintas.
Buena entrada,voto a Dios.
Besos, Paco.

Myriam dijo...

Estoy de acuerdo con lo que dice Pedro,
de que Dn Alvaro se condenó por rígido, pero hay más:
para mi es clara su maldad: en su violencia; en sus artimañas manipulativas para lograr su cometido; en el uso, abuso y desprecio de una mujer, en haber infringido todas las leyes: las de la hospitalidad, las del Ejército, las de su casta. Todas. Y por esa maldad, se condena a sí mismo.

Un viaje en tren muy provechoso el de tu relato.

Besos

Gelu dijo...

Buenos días, Paco Cuesta:

¿La pérdida de “la virtud”?
Solución propuesta, casar a la ultrajada con el violador a cambio de todo el patrimonio. Al rechazarlo el primer marido propuesto, la opción definitiva: el convento.
La víctima, ninguneada por todos.

Un abrazo
P.D.: Qué excelente trabajo en esa Puerta de la Coronería.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Recuerdos de un viejo amigo, querido Paco.

Me he acordado de todos vosotros en Madrid.

Un fuerte abrazo

http://cornelivs.blogspot.com.es/2016/04/maraton-de-madrid-cronica-fotografica.html